
Por Gabriel Link
Desde hace semanas Facebook publica una noticia falsa indicando que el actor Guillermo Francella “pelea por su vida”, hoy apareció una que indica que murió su colega Ricardo Darín. Al hacer vínculo en la noticia el preocupado lector es direccionado hacia una nota que no tiene nada que ver con el título leído, normalmente son notas publicitarias de artículos extraños tales como “Mantenga su erección sin viagra”, y a continuación viene la oferta de un producto alternativo.
¿Facebook miente?, no directamente, pero sí es cierto que Mark Zuckerberg cobra para que alguien mienta, con libertades plenas para hacerlo, en su red social.
La modalidad generó un verdadero escándalo de escala mundial que estalló durante la campaña presidencial norteamericana, para muchos la aparición de “noticias” tituladas con estruendosos títulos como “Hillary contrató a un sicario para asesinar al agente del FBI que filtró sus mails”, o “Clinton mantiene un romance con Yoko Ono”, o “Dos violentos mexicanos asesinan a un pobre anciano votante de Trump”, definieron la elección a favor del magnate.
“Es una cuestión comercial, no ética ni moral”, respondió a “Contrapoder” el diseñador gráfico especializado en cuestiones informáticas Bruno Battistel consultado al respecto, “Son clickbait (N de la R: contenidos web que apuntan a generar, ingresos publicitarios a expensas de su calidad o exactitud, dependiendo de titulares sensacionalistas para atraer mayor proporción de “clics”, por ejemplo, a través de las redes sociales), es gente que lucra con la inocencia humana, Facebook no se mete con el contenido mientras no sea ofensivo, violento o pornográfico y obviamente cobra por eso”, afirmó el experto a nuestro portal.
“Los objetivos principales son la exposición y la viralización: el primer caso asegura la colocación de publicidad de terceros dado que el tiempo de lectura de estas noticias -que no siempre son falsas- ronda los 30 segundos, cualquier contenido con fines comerciales es contabilizado por los sistemas de marketing digital; en el caso de la viralización el fin es aún más claro: que cada vez más gente -empezando por los incautos, desprevenidos y advenedizos- consuma estos contenidos con el ‘boca en boca’ que se produce compartiendo, retwitteando y como antaño, reenviando a todos los contactos“, aseguró Battistel.
Pero, aunque está claro que nadie puede colocar nada en determinados espacios destinados a la publicidad sin que la gente de Zuckerberg lo permita, no se puede acusar a Facebook de metir. “No es Facebook el que miente, simplemente cobra por un anuncio que no es sometido al mismo tratamiento que la información personal de sus usuarios”, aseguró el especialista, puesto que un usuario común no puede subir a la red social algo que no está permitido por sus normas éticas, como ser una foto que incluya un pezón femenino, más allá que sea el de una madre amamantando a su bebé.
El martes 8 de noviembre de 2016 el mundo se fue a dormir (en algunos lugares del globo se despertó) sorprendido con la noticia de que un multimillonario excéntrico, con una vida lujuriosa plagada de escándalos y de negocios turbios, muchos de ellos en sociedad con la mafia neoyorquina; había sido electo presidente del país más poderoso del planeta. Muchos le asignaron un grado de responsabilidad muy importante a las mentiras de Facebook para que Trump lograra ese cometido.
Tanto se discutió el tema de la difusión de noticias falsas en Facebook, tras la elección presidencial, que hasta The New York Times habló del tema, el viernes 18 de noviembre el periódico publicó una nota titulada: “Silicon Valley ayudó a crear a Trump y es malo por eso”, el artículo estaba firmado por el periodista Noam Cohen.
Zuckerberg replicó a Cohen afirmando: “Creo que la idea de que las noticias en Facebook influyeron en la elección en algún modo es una idea muy loca”.
Al día siguiente, el sábado 19, el Times retomó el tema en su nota editorial, bajo el título: “Facebook y el virus digital llamado noticias falsas”, en el que cuestiona a Zuckerberg por restar importancia al impacto de esas noticias falsas publicadas en su red social en los resultados de las elecciones presidenciales, y en el que cita un análisis de Buzzfeed (un sitio web global, de origen estadounidense, centrado en el seguimiento del contenido viral) que indica que el 44% de los norteamericanos utilizan Facebook para informarse, que las decenas de noticias falsas a favor de Trump impactaron mucho más que las verdaderas (en cantidad de “me gusta” y “compartidas”), y que provenían de sitios falsos gestionados en República de Macedonia. Buzzfeed ubicó 100 sitios pro-Trump en el pueblo de Veles, donde solamente viven 44.000 personas.
Luego de esa editorial, Zuckerberg corrigió su posición y anunció una serie de medidas para cerrar el paso a las noticias falsas en su red social. Sin embargo hoy, miércoles 25 de enero, los argentinos podemos leer un título que reza “Francella pelea por su vida” y otro en el que se implica la muerte de Ricardo Darín. Y es de suponerse que esto mismo continúa ocurriendo en el mundo entero. ¿El motivo?, Facebook, tan severo en el cumplimiento de las normas “éticas” que les impone a sus usuarios, se niega a perder clientes, por más que en ello vaya engañar al mundo.
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