Por Gabriel Link:
“Sé que está mal, pero lo volvería a hacer”, dijo ayer el presidente de Boca consultado en rueda de prensa tras las escuchas que se dieron a conocer y que lo involucran en gestiones “non sanctas” ante el tribunal de faltas para que “le habiliten” jugadores suspendidos mediante el cumplimiento de la pena a través de partidos amistosos.
¿Es ilegal la gestión?, evidentemente no, si el reglamento permite que los partidos amistosos sirvan para que los jugadores suspendidos en un partido amistoso cumplan las penas no es ilegal. Ahora, ¿es ético que alguien que maneja volúmenes impresionantes de dinero y poder (como ocurre con los presidentes de clubes como Boca y River) llame al presidente del Tribunal de Faltas para que le aplique penas leves a sus jugadores?, evidentemente no. Como tampoco lo es que Angelici llamara al presidente de otro club para que sus médicos manden certificados amañados, o que el presidente de Boca llame al árbitro Lousteau para pedirle que pase un informe “suave” que le facilite el trabajo al presidente del Tribunal de Faltas.
Nada de eso es ético.
Tampoco fue ético que el escribano Fernando Mitjans accediera con tanta liviandad a facilitarle las cosas a Boca, ni que Lousteau pasara un informe “suave” por pedido de Angelici, ni que Blanco, el presidente del club de Avellaneda accediera a hablar con los médicos del club para que escribieran en un informe que los jugadores de Racing habían salido por “precaución” y no por “lesión”.
Todo es una mierda, el fútbol mundial está corrupto, y ni la AFA ni Boca están ajenos a esa situación. Es más, nada de lo ocurrido me llamó la atención, como tampoco debe haber sorprendido a nadie que se conociera esta impudicia cometida por: Angelici, Blanco, los médicos de Racing, Lousteau y el escribano Mitjans. Nadie cercano al fútbol debe haberse puesto siquiera un poquito colorado. Todos sabemos que eso es moneda corriente.
Eso y mucho más…
Pero la frase de hoy de Angelici es lo que lo define, y también es la frase que define al macrismo, “sé que está mal lo que hice, pero lo volvería a hacer”. Angelici lo dice amparado en la impunidad de la que es propietario el fútbol, porque es el deporte que más dinero maneja en el mundo entero, porque la FIFA es la multinacional más grande del mundo y probablemente también la más corrupta. Y también lo dice amparado por la impunidad que le da ser el principal operador judicial del partido de gobierno. Y también lo dice amparado en la impunidad de ser “el hombre del presidente” en Boca.
Y esa frase, a este hincha de Boca, al que no le gusta para nada ganar haciendo trampa, le hace ruido por todos lados. El escriba sabe que a los periodistas presentes en la conferencia de prensa en cuestión, por más que se muestren indignados frente a sus micrófonos y sus computadoras, no se les movió un pelo. Todos ellos saben que la corrupción en el fútbol existió, existe y existirá. Sencillamente porque la mayoría de ellos viven de esa corrupción.
Y quiero volver una y otra vez al título. La frase de Angelici define plenamente al macrismo. ¿Qué importancia tiene hacer algo poco ético si eso le permite a uno ganar?. ¿Qué importancia tiene hacer algo poco ético si eso no va a tener consecuencias judiciales?. ¿Qué importancia tiene hacer algo poco ético si eso sirve para hacer lo que uno vino a hacer?.
De hecho, el párrafo uno, del capítulo uno del “Manual del buen macrista” cita a Maquiavelo (en realidad la frase no le pertenece al político italiano sino a Napoleón, quien la escribió en su ejemplar de “El Príncipe”, como completándolo. Aunque la historia se la atribuya al gran Nicolás): “El fin justifica los medios”. Y así es como Macri, el jefe de Angelici, que a su vez se muestra como el jefe del escribano Mitjans (y también de muchos jueces de Comodoro Py), lleva adelante un plan para empobrecernos con el único objetivo de enriquecer a su clase.
“Su” clase…
De eso se trata, de lucha de clases, Macri, Angelici y Mitjans pertenecen (con matices) a una misma clase, la clase privilegiada que cada día de los días que corren, se ve beneficiada con alguna nueva medida política o judicial que les reporta guita. Una clase que está acostumbrada a oprimir por guita a nuestra clase.
“Nuestra” clase…
A la clase del lector, a la clase del escriba, a la clase a la que defendieron Néstor y Cristina, a la clase a la que todo el peronismo kirchnerista y todo el progresismo kirchnerista defendieron los últimos doce años, a la clase a la que no pertenecen los traidores que “saltaron la cerca”.
Por eso lo quieren meter preso a Parrilli, por eso sueñan con meterla presa a Cristina, para que nadie repita la osadía de “intentar” siquiera tocar los privilegios de “su” clase para recomponerle derechos a “nuestra” clase.
Porque se trata de lucha de clases. Y ellos saben que está mal lo que hacen, pero, y a pesar de eso, como dijo ayer “El Tano” Angelici… lo seguirán haciendo!
RSS