
En Estados Unidos Dilma Rousseff afirmó haber sido víctima de un “golpe de estado” en 2016 y denunció que el juez Sergio Moro, de reciente paso por Argentina, milita para impedir que Luiz Inácio “Lula” da Silva sea candidato presidencial el año próximo donde se perfila como favorito con el 38 por ciento de las intenciones de voto, más que triple de sus principales adversarios.
“Dejen que Lula pueda disputar los comicios” demandó durante su intervención en la Universidad de Harvard donde posteriormente se presentaría Moro, el responsable de la causa Lava Jato. Se ha hecho un “uso político e ideológico de Lava Jato, es inadmisible que el juez hable en todo el mundo mientras se está sustanciando el proceso”.
La moderadora de la conferencia le pidió que fuera concisa al referirse a Moro lo que no tuvo asidero en Dilma que, con sentido del humor, dijo que iba a extenderse el tiempo que fuera necesario. El público la apoyó con aplausos.
Entonces comenzó a repasar algunas maniobras desestabilizadoras.Mencionó que en octubre de 2014, días antes de las elecciones en las que fue reelecta, la revista Veja lanzó una edición especial acusándola de complicidad con la corrupción. La información falsa, de la que se hicieron eco varios medios internacionales, habría sido aportada por jueces o fiscales de Lava Jato.
Ahora “me preocupa que detengan a Lula para sacarlo (de los comicios), por favor déjenlo participar para ver si gana o pierde dentro de las reglas de juego”. La crisis sólo se resuelve con “elecciones directas” sintetizó Rousseff en su principal actividad de este fin de semana en Estados Unidos, a donde llegó luego de una gira por Europa.
Dilma y Moro fueron las estrellas del seminario que fue otro duelo dentro de la contienda que están librando los defensores del restablecimiento democrático y quienes apoyan al régimen surgido en mayo de 2016 cuando asumió Michel Temer.
Se trata de una disputa por la opinión pública mundial en la que también intervienen la OEA, los tanques de ideas y propaganda conservadores, las agencias de inteligencia (seguramente la estadounidense) y hasta el Papa.
En este sentido, podría ser determinante la posición que asuma la Iglesia en el país con mayor cantidad de católicos del mundo, y se sabe que el Papa simpatiza con las ideas del PT. El secretario general de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, Leonaro Ulrich Steiner, anunció ayer su rechazo al paquete legislativo del gobierno, y que el tema será abordado en todas las iglesias del país. Semanas después de que Dilma fue separada del cargo Francisco le envió una carta de apoyo y unos días más tarde dio un discurso en el que expresó su “tristeza” ante la situación brasileña. Fue durante la inauguración de un estatua de la Virgen de Aparecida, patrona de Brasil, en el Vaticano.
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