
De la redacción de Contrapoder –
El Senado de Brasil aprobó ayer en general la resistida flexibilización laboral enviada al congreso por el debilitado Gobierno de Michel Temer. La votación se dio tras una accidentada sesión en la Cámara alta, en la que un grupo de senadoras del PT se apropió de la mesa del presidente intentando evitar que se votara.
El grupo de senadoras rebeldes, encabezadas por Gleisi Hoffmann y Fátima Bezerra, ocupó la presidencia de la Cámara alta desafiando al régimen conducido por el presidente Michel Temer, quien había ordenado imponer a como diera lugar esta reforma laboral que fue cuestionada por las centrales sindicales, la Iglesia católica y la Organización Internacional del Trabajo.
Las senadoras resistieron en los sillones principales del Congreso durante más de seis horas la orden de desalojo impartida por el jefe de la Casa, Eunicio Oliveira, correligionario de Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Finalmente se aprobó con 50 votos a favor, 26 en contra y 1 abstención. La Cámara baja ya había dado media sanción al proyecto en abril. Según una reciente encuesta de Datafolha, un 58 % de los brasileños se opone a la reforma.
La nueva normativa da valor legal a los acuerdos negociados por sector o empresas aunque no se ajusten a la normativa vigente. Según el Gobiermo, eso permitirá que las vacaciones anuales sean divididas hasta en tres veces y que se pueda negociar la jornada de trabajo y otros acuerdos. Además, introduce la posibilidad de una “jornada intermitente”, con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual, regula el trabajo desde el hogar y abre la posibilidad de negociar hasta el horario de almuerzo.
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