
De la redacción de Contrapoder –
La derecha fascista y golpista venezolana perpetró 30 crímenes de odio en los últimos dos meses para amedrentar al pueblo en su afán por desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro. El último ocurrió este fin de semana, cuando un hombre fue golpeado, despojado de su vestimenta y amarrado por el cuello a un poste solamente por ser chavista. La Guardia Nacional Bolivariana le salvó la vida. El defensor del Pueblo, Tarek William Saab, aportó la cifra y pidió a la justicia que detenga “la barbarie”.
El sábado 27 de mayo, en la ciudad de Cabudare (a 350 km al oeste de Caracas), Danny Subero, de 34 años, teniente retirado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), fue asesinado tras ser llamado “infiltrado”en el acto fúnebre en memoria de Manuel Sosa, quien había fallecido por disparos en una protesta opositora en la misma zona el día anterior. Fue torturado a mansalva y luego le propinaron dos impactos de bala que le segaron la vida.
En medio de la golpiza, una imagen de los últimos momentos de vida de Subero fue captada por las cámaras y publicada en las redes sociales.
Los últimos instantes del Tte de la GNB Danny Subero, antes de ser asesinado por una jauría de “pacíficos demócratas” pic.twitter.com/hNaZ1oACfA
— Eduardo Rothe (@profesorlupa) 28 de mayo de 2017
“Aquí sus rostros al igual que en casos de linchamientos en Centro Ciudad Comercial Tamanaco (en Caracas) y la gran mayoría de los 29 casos similares registrados solamente entre abril y mayo: sus autores están libres”, destacó Saab. El defensor advirtió que “la tipología del neofascismo avanza a pasos agigantados” y que “su siembra crece en terreno fértil en el país, sin que el sistema de justicia, con múltiples pruebas, detenga la barbarie”.
El 26 de junio pasado, un grupo de encapuchados quemó y apuñaló a Giovanny González, de 24 años, por “parecer” chavista, en el barrio La Castellana, municipio Chacao del estado Miranda.
Dos días antes, en Barquisimeto (estado Lara), Henry Escalona, de 27 años de edad, y Wladimir Peña, de 20 años, fueron interceptados por un grupo de ocho encapuchados, que los golpearon y prendieron fuego. Aunque lograron sobrevivir, los jóvenes presentaron quemaduras de segundo y tercer grado en varias partes de sus cuerpos.
El joven Orlando Figuera murió tras ser linchado y quemado vivo por escuadras violentas de sectores radicales de la oposición, por parecer simpatizante del Gobierno Nacional, cuando transitaba cerca de un foco de violencia en la urbanización Altamira, del Este de Caracas, el pasado 20 de mayo.
Almelina Carrillo Virgüez, de 48 años, es otra víctima mortal. Fue impactada el 19 de abril por una botella de agua congelada, lanzada desde un edificio de la parroquia La Candelaria, mientras transitaba por una concentración revolucionaria por la paz en la avenida Bolívar de Caracas.
Carlos Ramírez fue linchado y quemado vivo el 18 de mayo en el Este de Caracas. “Tiene que morirse por chavista”, vociferaban los encapuchados que se autodenominan de “la resistencia”, mientras lo atacaban. Resultó con quemaduras de tercer y cuarto grado en piernas y brazos.
Este tipo de hechos forma parte de la estrategia terrorista y de guerra psicológica que despliega la derecha venezolana para amedrentar al pueblo venezolano y así impedir la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por el Gobierno bolivariano.
La agenda opositora incluye, entre otras acciones, la persecución y agresión a dirigentes chavistas y sus familiares, ataques a bases militares e instituciones del Estado, así como a los programas y misiones sociales en beneficio del pueblo.
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