La indisciplina de Pablo Pérez adentro de la cancha fue uno de los factores por los que el volante estuvo cerca de irse de Boca. Su vehemencia en el momento de marcar para quitarle la pelota a los rivales, lo hacían caer en faltas violentas que finalizaban con tarjetas amarillas recurrentes, y en algunas ocasiones con rojas. Cuando sucedía esto último, los perjudicados terminaban siendo sus compañeros, debido a que tenían que afrontar gran parte del partido con un hombre menos. El malestar con el rosarino fue en aumento, y el público llegó a rechazarlo por esa falta de profesionalismo. Pero a partir de su juego y su compromiso, el presente de Pérez ahora es el ideal, y su nivel lo ubican también muy cerca del seleccionado argentino.

La relación que mantiene hoy el jugador con los hinchas es de respaldo absoluto, y en la tarde de ayer se lo transmitió con una gran ovación cuando fue reemplazado por el uruguayo Nández. La respuesta se dio luego de lo que había ofrecido Pérez ante Godoy Cruz, convirtiendo dos goles y habilitando a Cristian Pavón para que convirtiera el suyo.

El ex Málaga realizó un gran despliegue, como es habitual en cada presentación, ayudando en defensa y aportando en ataque. El triángulo que forma con Gago y el colombiano Barrios es una zona clave del andamiaje de Boca, y Pérez cumple su rol a la perfección.

Con su empuje y su fútbol, Pérez se fue convirtiendo en uno de los referentes del plantel, al punto que es el actual subcapitán, y uno de los preferidos del entrenador Barros Schelotto. Precisamente, el técnico fue uno de los que tuvo mucho que ver en la recuperación de Pérez, ya que protagonizó distintas reuniones con el jugador, para hacerle entender la necesidad de que modifique sus actitudes en el campo.

El momento más difícil que atravesó Pérez en Boca fue cuando recibió una tarjeta roja en un Superclásico jugado en la Bombonera, el 24 de abril de 2016, por una patada en el pecho a Eder Alvarez Balanta. El partido hacía 12 minutos que se había inciado. Con un año y casi cinco meses en la entidad, Pérez estaba siendo apuntado por todos. Ese episodio terminó en un pedido de disculpas del jugador a sus compañeros. Inclusive, cuando el mercado de pases de ese año se abrió, Pérez estuvo muy cerca de pasar a Independiente, debido a que su rendimiento no era el mejor.

Pero la serenidad que fue adquiriendo significaron no sólo que su nivel futbolístico creciera, sino que se transformara en un jugador necesario para el juego de Boca. Cuando el técnico de la Selección cite a los futbolistas del medio local, Pérez es uno de los que tiene chances de estar en los duelos ante Perú y Ecuador.

Su salida ante Godoy Cruz también significó que el hombre que ocupó su lugar, Nández, convirtiera su propio gol cerca del final con un gran derechazo. De esa manera, el cabezazo de Galeano que sembró dudas al comienzo, fueron despejadas por todo lo que había hecho Pérez más tarde.