De la Redacción de Contrapoder –
Arrancó el fútbol codificado en argentina, pero hasta ahora la reacción del público no es buena. Sólo 650 mil usuarios decidieron contratar el servicio para ver la Superliga de un total de 8 millones de abonados al cable.
Es decir, sólo el 8% de los abonados a la televisión por cable decidieron pagar para ver fútbol. El resto se inclinó por escucharlo por radio a la espera de que aparezcan alternativas “piratas” en Internet. Tampoco fue exitoso el rating de los canales que televisan las detestadas tribunas, que no hacen más que resaltar las diferencias entre ricos y pobres.
El abono mensual para ver fútbol es de $300, y otros $300, cada 30 días deberán invertir todos aquellos que no tienen el servicio HD. pareciera que le costará al poder financiero romper la tradición argentina de ver fútbol grátis y en la TV abierta.
Ante el fracaso inicial, las empresas preparan fuertes campañas disuasivas para convencer a los futboleros argentinos que mirar los partidos en el sillón de casa es mejor que ir a un bar o simplemente escucharlo por radio, como antes.
La cuestión es determinar si el problema son los $600 mensuales o si realmente el argentino se niega a que le arrebaten todos los derechos adquiridos en el gobierno anterior, sobre todo teniendo e cuenta las promesas de campaña, cualquier fana del balónpié tiene presente en la memoria las mentiras de Macri, repitiendo que el Fútbol para Todos, no se quitaría, apenas se cambiaría el soporte financiero para que no fuera una carga para el estado. Por algo el presidente impidió que las empresas comenzaran a cobrar el servicio antes de las elecciones. Hasta ahora, a pesar del triunfo electoral, las “facturas” las está pagando el gobierno, y el pueblo sigue sin ver la pelota.
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