
Por Enrique Juan Box –
El actual régimen fue apuntalado desde Gran Bretaña (nuestro enemigo histórico) junto con otras complicidades, con una campaña injuriosa de falsedades bochornosas contra nuestros mejores cuadros, que los propios parlamentarios británicos trajeron a la luz, abriendo la caja de Pandora de Facebook.
Internamente la campaña se financió con dinero sucio, lavado a través de aportes falsos y afiliaciones también falsas presentadas con firmas apócrifas y se promocionó con promesas todas falsas.
Estos dos tópicos ya consolidan la ilegitimidad del actual régimen, por lo que no solo se les debería pedir la renuncia masiva (impidiendo que se fuguen) y en su defecto se debe promover inmediatamente el juicio político, sino que además, se deberían invalidar los tratados y negociados con esos que desde afuera, nos impusieron un gobierno que ahora los está favoreciendo sin importar las calamidades a las que el pueblo argentino está siendo sometido.
Los integrantes del régimen son una verdadera gavilla con cuentas en paraísos fiscales, resultado de la evasión fiscal y la fuga de capitales, sus actos de gobierno han sido todos en contra del pueblo, delictivamente llevados adelante por funcionarios que negocian de los dos lados del “mostrador”, cometiendo el crimen caracterizado como “tráfico de poder” solo que con ellos mismos. El presidente se autoperdona deudas ultramillonarias y blanquea los dineros mal habidos de toda su corte y familia, sin que siquiera exija que regresen a Argentina esos capitales.
Todo frente a una “oposición” que se come los mocos y mira para otro lado, en un Congreso que en vez de bancas tiene reposeras y en vez de café, parece que sirven opio. Los discursos bonitos no alcanzan, frente a la falta vergonzosa de acciones concretas.
Que la historia los juzgará, podría ser un consuelo, si no fuera que el pueblo está muriendo en silencio, de frío, de hambre, suicidados o de enfermedades por falta hasta de medicamentos comunes. Los niños, los ancianos y quienes cotidianamente padecen la tortura de un yugo cada vez más escabroso, los que no lo perdieron pero temen perderlo y los que ya no saben qué hacer con sus vidas.
Las calderas sin manómetro, son bombas de tiempo y a nuestros dirigentes, se les han perdido las agujas.
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