
De la Redacción de Contrapoder –
Según el Indec, los salarios en la economía nacional tuvieron una suba nominal de 27,9 puntos a noviembre del año pasado respecto del mismo mes del 2017. Esto implica un retraso de 20,6% frente a la suba de precios, ya que la inflación calculada por el mismo organismo durante el período fue del 48,55%. La situación fue peor para los casos en donde los gastos básicos dominan el presupuesto familiar, ya que en el período noviembre 2017-noviembre 2018 la suba de precios de la canasta básica fue del 52,95% (una diferencia de 25 puntos frente a la suba salarial promedio) y del 53,55% en el caso de la canasta alimentaria, lo cual implica para el salario una caída de 25,6 puntos.
El fuerte deterioro del poder adquisitivo del salario registrado por el Indec está en la base del giro regresivo en la distribución del ingreso. Según las propias cifras oficiales, en el tercer trimestre del año pasado frente al mismo período de 2017 la participación del salario en los ingresos totales de la economía bajó de 50,6 a 45,95%. Al mismo tiempo, el excedente bruto de explotación, equivalente a las ganancias empresariales, subieron su peso desde el 40,9 al 45,75%.
En el sector privado registrado, los salarios nominales subieron en noviembre un 29,25% en la comparación interanual y 28,3% en once meses del 2018. En el sector público, el incremento interanual fue de 27,8 y de 27,2% entre enero y noviembre. Por último en el sector privado no registrado fue la categoría más castigada, con un incremento interanual de 25 y 21,5% en once meses.
Otro sector muy afectado por el diferencial entre ingresos y precios es el de los jubilados. La jubilación mínima arrancó el 2018 en 7246 pesos y ahora está en 9300 pesos, una suba de 28,3%, 20 puntos por detrás de la inflación general. En función de la disparidad entre precios e ingresos, la pobreza subiría en la comparación anual unos 6 o 7 puntos, hasta un 32/33%.
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