De la Redacción de Contrapoder –
Con un breve discurso, más parecido a una arenga a sus votantes que un mensaje a los argentinos, Mauricio Macri encabezó esta mañana el acto por el Día de la Independencia en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Tras colocar una corona de flores en honor a los congresales de 1816, el Presidente en su media lengua intentó trazar un paralelo entre los independientistas y su gobierno, en lo que terminó resultando en un claro mensaje proselitista. Macri comparó aquella gesta patriótica de Manuel Belgrano y José de San Martín con la continuidad de su proyecto político. “Señoras, señores, queridos argentinos: depende de nosotros. Claro que se puede. Se puede, se los digo una y otra vez. Por eso les digo a todos, vamos argentinos, vamos argentinos y ¡viva la patria!”, afirmó.
Insólitamente compañado por el precandidato a vicepresidente, Miguel Pichetto, Macri consideró que aquellos líderes que declararon la independencia “no eran tan distintos a lo que somos los argentinos hoy”. También retomó aquel discurso sobre la supuesta “angustia” que debieron sentir los libertadores. Pero a diferencia de 2016, lo encadenó a su experiencia como jefe de Estado. “No crean que fue fácil, nunca es fácil llevar adelante una transformación tan grande y cambiar de raíz lo que estuvo arraigado durante años, décadas. Pero son transformaciones que necesitamos para crecer, para avanzar, para no quedarnos estancados”, aseguró.
En uno de sus fragmentos más elaborados, Macri recurrió al juego de las similitudes: “Ellos no pensaban igual en todos los temas pero tuvieron la grandeza de ver más allá de las diferencias. Hoy la argentina nos exige ese mismo paso de grandeza”, dijo y siguió con la comparación: “Ellos sabían que había dificultades, que muchos se oponían y que iba a costar muchísimo, igual que nosotros. Ellos tenían muy claro qué valores querían defender, que no querían para sus vidas nunca más. Igual que nosotros. Ellos sabían que sólo era el comienzo, igual que nosotros. Ellos lo hicieron sabiendo que pasara lo que pasara esa transformación iba a estar acompañada de dos palabras como nos pasa a nosotros: para siempre, para siempre.”
Como en buena parte de sus discursos más importantes, el Presidente retomó la noción de que las transformaciones llevadas adelante por su gestión durarán para la eternidad. “La independencia era para siempre, la libertad era para siempre. No hay marcha atrás cuando se decide valores que son innegociables. No hay vuelta atrás cuando el pueblo está decidido a ir en una dirección. Hoy los argentinos estamos empezando a transitar nuestro tercer siglo de vida pero más que nunca tenemos que aprender de los que estaban en esta casa en 1816. Por nosotros y por los que vienen después”, agregó.
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