Por Gabriel Link –
Un móvil de C5 intentó infructuoso este martes por la noche ingresar a Curuzú para investigar el “Vacunatorio vip” del intendente José Irigoyen, los periodistas fueron detenidos en el control por personal municipal y, a pesar de que demostraron que eran periodistas y tienen autorización para circular, no los dejaban entrar a la ciudad.
En comunicación permanente con el intendente radical, los funcionarios les preguntaban a quién querían entrevistar, que tema pretendían tratar y abundaban en ponerles trabas. Finalmente decidieron trasladarlos al hospital para hisoparlos, tras testearlos les dijeron que uno de los test, el del camarógrafo Félix Facundo Farías, había dado positivo y que debían retirarse de la ciudad.
Los periodistas solicitaron ver el test, o al menos un informe de la planilla oficial, pero solo les dieron un papel escrito a birome.
Finalmente decidieron salir de la provincia para ver si era cierto que Farías estaba infectado, con esa inquietud viajaron 400 kilómetros hasta Resistencia, dónde volvieron a hisopar al integrante del equipo “acusado” de estar contagiado y se pudo comprobar que era mentira.
Corrientes sigue mintiendo sobre los contagios; Corrientes está manchada por las 900 vacunas que se quiso robar el ministro de Salud Ricardo Cardozo; Corrientes está manchada por la venta de vacunas en el hospital de Esquina, Corrientes está manchada por el Vacunatorio Vip de Curuzú Cuatiá, que es el único que se comprobó, aunque la vacunación de políticos radicales se repite en todos los municipios; Corrientes está manchada por los muertos del hospital de Campaña que escondieron el viernes, Corrientes está manchada por las mentiras en los datos del Hospital de Paso de los Libres.
La culpa de que el gobierno de Gustavo Valdés siga operando en total opacidad es de los periodistas de la nómina oficial que, como los tres monitos, no ven nada, no escuchan nada y no dicen nada sobre la corrupción radical. Ni siquiera cuando de eso depende la vida o la muerte de los correntinos. Con ellos nunca se indignan. Y las poquitas veces que alguien intenta investigar algo en Corrientes choca con un cierre absoluto de la información pública, y ahora hasta con la persecución policial y las mentiras de las autoridades sanitarias.
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