
Por Gabriel Link –
Como era de esperar, finalizando la noche del viernes se confirmó que en la mayoría de los municipios de la provincia hay consenso en torno a las listas del peronismo. El acuerdo alcanzado a nivel provincial se hizo extensivo, como es lógico a todos aquellos distritos donde hay una conducción inteligente, mientras que algunas pocas comunas “conflictivas”, tendrán una prórroga de solo tres días para poder hacerlo.
Entre los territorios que fueron incapaces de un armado consensuado brilla Paso de los Libres, donde la inoperancia del presidente del PJ, Walter Fontana, no logró siquiera que los “camauístas” se pusieran de acuerdo entre ellos para conformar una única lista, siendo que el presidente dice ahora pertenecer a ese sector. Así como antes decía pertenecer al “fabianismo”.
Lo cierto es que ni Martín Ascúa ni Edgar Giménez (ambos camauístas) depusieron su candidatura para permitir el paso a una fórmula que es impulsada desde Corrientes por los cuatro sectores visibles del peronismo provincial, puesto que hay un nombre que todos quieren encabezando la boleta. Fabián Ríos, Pruyas, Martínez Llano y hasta Espínola (que necesita de sus votos para ser gobernador), quieren como candidato a intendente de Libres a Alberto Yardín, quien ante la confirmación del acuerdo provincial volvió a asegurar que irá por el sillón de Di Tomaso.
Pareciera que los únicos que no entienden eso son los fontanistas, y desde el entorno del diputado afirmaron en las últimas horas de ayer a este medio, que “si fuerzan una interna nos vamos por afuera, porque frente al monstruoso aparato radical y con la falta de recursos que tenemos nosotros, no podemos “desangrarnos” en una interna que no tiene ningún sentido, el que no entienda eso es un pelotudo, ninguno de los otros candidatos mide ni el 10% de lo que mide el Loro”, disparó un ladero de Yardín.
“Armar una interna así solo sirve para que se diviertan los radicales, que por primera vez saben que pueden perder, y nosotros que estamos seguros de poder ganar de ninguna manera vamos a ir a lastimarnos en una contienda entre un tipo que mide 30 puntos y uno que mide dos, solo por el tonto capricho del que mide dos”, aseguró la fuente consultada, para luego rematar “¿Fontana quiere hacer otro papelón como el que hizo Garavano?, es el presidente, que se lleve el partido y lo haga, pero a los votos los tenemos nosotros, y no lo vamos a seguir ni siquiera hasta la puerta del cementerio, que vaya y se entierre solo”.
Mientras tanto, y en voz baja se empieza a rumorear que, si bien todavía no se reunieron, ya habría habido algún acercamiento entre Yardín y Beto Hantouche, no solo por ser conscientes (ambos) de que son los dos candidatos que más miden y que juntos tienen todas las chances de desbancar a los radicales, sino también porque, a la hora de inclinarse por Yardín Camau habría pedido que “el atlántico” estuviese en la fórmula.
Aparentemente tanto Ascúa como Giménez intentan “tirar de la cuerda” en busca de “aportar” a una lista que en verdad todavía no existe. Es decir buscan lugares en una mesa de negociación que ni siquiera está puesta (y que difícilmente se ponga para ellos porque eligieron el camino equivocado), dado que para el caso de que insistieran en imponer sus listas, tanto Yardín como Hantouche están dispuestos a “dejarlos fluir” e irse (juntos o por separado) por afuera, convirtiendo en un cascarón vacío a los sellos del PJ o del FpV, confiados en que una interna entre esos contendientes no convocaría a más de 300 o 400 personas; y en que nadie puede ser candidato del peronismo en una general tras una interna en la que sumó solo un par de cientos de votos frente a un padrón de seis mil afiliados. Es decir, ni Giménez ni Ascúa lograrían erigirse en candidatos del peronismo libreño por más que ganaran una interna entre ambos. En el caso de “Café” porque nadie lo quiere, en el caso de “Tincho” porque un mes es muy poco tiempo para hacerse conocer.
Ante este escenario, ¿tenía algún sentido que Fontana permitiera que esas dos listas marginales siguieran adelante?, evidentemente no. Ante lo cual uno se pregunta, el “camauísta” Fontana ¿maneja aunque sea el “camauísmo” libreño?, obviamente que la respuesta es otra vez “no”.
En síntesis, la incapacidad, y la falta de tacto de Fontana para conducir a un PJ que no le responde es tan manifiesta como lo son sus traiciones. Al cabo de este se cumplirán seis años desde que el multiprocesado médico terminó su primer mandato de concejal y se tuvo que ir a su casa porque nadie lo tuvo en cuenta para la reelección. En base a vaya uno a saber que artilugio logró que Fabián Ríos lo nombrara “asesor” del senado y fue ñoqui durante dos años. Luego traicionó a Fabián y se fue con Camau. Hoy se encuentra frente a la misma situación que entonces, la diferencia es que no hay red, porque Camau sabe que el que traiciona una vez traiciona siempre, y también sabe que es un perfecto inútil político; y lo más probable es que la última traición lo haya dejado en la puerta de salida de su corta, intrascendente e insulsa carrera política. Por primera vez en 10 años Walter Fontana deberá trabajar para vivir, y tal vez el enojo de ver esa realidad es lo que lo mueve a cometer una estupidez tras otra.
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