Por Gabriel Link –
Un audio, en el que el ex Fiscal Nisman habla con el periodista Daniel Berliner, director de la Agencia Judía de Noticias, es difundido en estos momentos, en cadena nacional por los medios macristas con el claro objeto de seguir escondiendo la crisis política por la cual atraviesa el gobierno nacional.
La conversación, que forma parte de la promoción del nuevo libro de Berliner es presentada por los grandes medios como un indicio de que Nisman tenía pruebas contundentes contra el gobierno de Cristina Kirchner, aunque esas pruebas jamás hayan aparecido y ni siquiera sean descritas por el fiscal muerto en el audio que se dió a conocer hoy en el programa de Jorge Lanata.
Desde un principio, los principales analistas consideraron que Nisman se suicidó justamente por carecer de “pruebas” que le habían sido prometidas. En la escucha el ex fiscal se muestra seguro de tener éxito en su cruzada, aunque no especifica cuales eran las pruebas a las que se refería ni dice tampoco cual es el formato de las mismas o el lugar en el que estarían guardadas. Con lo cual puede inferirse que Nisman no tenía más que una promesa de acceder a pruebas que finalmente nunca vió, y eso bien podría haber sido el motivo de su suicidio.
Pero más allá de la gravedad del tono con que la grabación es presentada por los periodistas y medios gráficos corporativos lo cierto es que el audio publicado con demasiada pompa no le aporta ni le quita nada a una causa que, de un lado y del otro está basada en presunciones y testimonios de peritos, quienes en abrumadora mayoría sostienen que el controvertido magistrado acabó con su propia vida.
Todos los jueces y fiscales que tuvieron la denuncia preparada por Nisman contra CFK y algunos funcionarios de su gobierno la desestimaron por considerarla un “mamarracho jurídico” o por carecer de prueba alguna que pudiera relacionar al gobierno anterior con la comisión de un delito, en base a eso se tejió la teoría del suicidio, pues nadie cree a ciencia cierta que Nisman pudiera plantear semejante movida desde la nada, casi todos los teóricos jurídicos consideran que el fiscal habría recibido promesas de que le serían entregadas las pruebas determinantes de delitos que jamás recibió. Tal vez porque nunca existieron.
“Acá hay involucrados funcionarios del estado, y la prueba me la entrega el mismo estado”, asegura Nisman en el audio, pero no dice qué estamento estatal se la había prometido, con lo cual la teoría que indica que Antonio Stiuso fue quien indujo al fiscal a redactar la denuncia, contra la promesa de que le entregaría pruebas determinantes antes de su presentación en el Congreso, y que Nisman habría tomado la luctuosa decisión horas antes de ese concilio justamente para evitar su escarnio público, toma aun más cuerpo.
Este es el móvil más creíble en torno a la muerte del fiscal, y la escucha presentada por Berliner, y aprovechada espectacularmente por los medios antikirchneristas, pareciera fortalecerla. O al menos nada le agrega al desconcierto que gira en derredor de su deceso. Solo más “amarillismo” por parte de quienes aseguran defender la memoria de Nisman y procurar la verdad, aunque en realidad enturbian todo, todo el tiempo, como intentando evitarla.
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