n la previa del Superclásico, River derrotó por 4-1 a Temperley y acortó a siete puntos la distancia con el líder Boca, al que visitará el domingo próximo, y con un cotejo pendiente, ante Atlético Tucumán. El triunfo de anoche en el Monumental exigió al máximo a los futbolistas de Gallardo, que pudieron quebrar el buen andar del visitante al sacar provecho de los errores que éste cometió en las salidas.

Bicho raro del fútbol argentino este Temperley. Porque pelea el descenso, la tiene más que difícil para zafar, y sin embargo apuesta a jugar de igual a igual, en terreno propio o en cancha ajena. Y esa fue la postura con la que se presentó ayer, para enfrentar a un River ambicioso que, salvo la ausencia del lesionado Ignacio Fernández, alineó a todos los titulares, dejando en claro las ganas de llegar al Superclásico con chances de dar pelea por la punta del campeonato. Justamente, a favor de la jerarquía de sus individualidades, el conjunto de Marcelo Gallardo se fue adueñando del trámite, obligando a la visita a retroceder para igualar la cantidad de hombres que River sumaba en ofensiva.

El local frecuentaba el área de Ibáñez, aunque no producía acciones claras para marcar. Lo más productivo lo proponían Moreira-Martínez y Mora por la derecha, pero a sus ideas les faltaba la puntada final. Sin embargo, por esa zona, los locales encontraron la llave para abrir el partido. Rojas presionó alto, robó la pelota y se la cedió a Alario. Este combinó en pared con Mora, quien la devolvió para que el goleador pusiera el 1-0. Inmediatamente después del gol, River puso aumentar, aunque Guevgeozian la sacó de cabeza sobre la línea. Por eso sorprendió el empate de la visita, en la agonía del primer tiempo, en una buena habilitación del salvador Guevgeozian que Chimino definió entrando libre por derecha por sobre la salida de Batalla.

El arranque del complemento mostró los mejores minutos de Temperley. Ordenado, con un Guevgeozian acertado en sus movimientos para pivotear y también para desprenderse con criterio del balón, en ataque, y con un Bojanich que cortaba los intentos de River. Pero la búsqueda de la salida prolija desde abajo traicionó a la visita. Esta vez presionó y ganó Driussi, la alargó para Alario, que habilitó al Pity Martínez. Este enganchó y le dio de derecha, pero el balón pegó en la mano del hombre de Temperley. Penal. Y segundo gol de Alario, que la metió en el palo izquierdo de Ibáñez.

Tras cartón, en la jugada siguiente, otra equivocación del fondo Celeste. Esta vez dudó Chimino ante el Pity. Martínez se la robó y la cruzó para la entrada de Driussi, que puso el 3-1 mandando el balón por entre las piernas del arquero.

En desventaja, Temperley no cambió su idea y siguió jugando con la pelota contra el piso. Así obligó a una espectacular tapada de Batalla, entre otras acciones para destacar. Pero los errores volcaron el resultado, porque los hombres de River supieron aprovecharlos al máximo para llegar a la goleada, sellada con el tanto de Mayada en la agonía del partido.

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