Boca ya no depende de sí mismo. El empate contra Huracán, que vivió como una derrota porque se dio en el último instante del partido, lo deja con 53 puntos, 5 más que River, que tiene dos encuentros menos, vale decir que si el equipo de Gallardo gana sus dos partidos pendientes (contra Rosario Central hoy y con Atlético Tucumán la semana próxima) será el nuevo lider del torneo. La supuesta falta de Rossi a Montenegro en la última bola de la noche le permitió a los de Patricios empatar el duelo y abrió la puerta del pataleo a todo Boca. Dio toda la sensación de que no fue penal, que Montenegro exageró la caída, que Rossi apenitas lo rozó y por eso en Boca se habla de injusticia. Pero de lo que no puede hablar es de merecimientos, porque se estaba llevando del Ducó un premio demasiado grande con el 1 a 0, un resultado por el que no había hecho demasiado. Lo real es que el 1 a 1 se ajusta más a la realidad.

Como contra Newell’s, Boca se preocupó más por defender que por atacar, elaboró muy poco juego y dependió casi exclusivamente de alguna jugada afortunada, de alguna gambeta de Pavón o de una resolución individual de Benedetto. Por esta última vía llegó su gol, a los 30 minutos de la segunda parte, cuando un error del debutante Cosciuc en un cabezazo hacia atrás le permitió a Benedetto encarar por el medio, sacarse de encima la marca de Nervo y fusilar a Marcos Díaz.

Benedetto, que casi no había tocado la pelota en la primera mitad, que ponía su mejor buena voluntad y se desplazaba por todo el frente del ataque, quedaba muy solo ante la superioridad numérica rival y veía pasar por arriba muchos pelotazos largos que pretendían habilitarlo. Pero cuando le dejaron una, cuando encontró espacio, no perdonó. Boca debería estarle muy agradecido a Benedetto por sus goles en los momentos más inesperados.

Para encontrar otra jugada de gol de Boca hay que mirar con lupa y aparecerá  un remate de Jara en el primer tiempo, después de un rebote afortunado, que se fue cerca de un ángulo, y un error de Marcos Díaz en una salida que le dejó a Magallán la posibilidad de cruzar la pelota, pero no tuvo precisión en el toque. Vale decir que todas las llegadas de Boca fueron en su origen producto de una falla defensiva del rival o de un rebote fortuito. ¿Puede un equipo candidato a ganar un campeonato sostener sus chances con tan poco juego?

Boca no defendía bien con Vergini e Insaurralde, tampoco fue una maravilla con Tobio y Magallán; no defendía bien con Fabra y tampoco con Silva, y Peruzzi, que sigue en el equipo, continúa dando ventajas. Ayuda Jara haciendo la banda y colabora mucho Wilmar Barrios, por el medio, pero el equipo está alejos de mostrarse sólido.

Huracán, que manejó mejor la pelota, pero se mostró tibio atacando, no supo capitalizar los espacios que se le abrieron más de una vez y  sus insinuaciones en la mayoría de los casos se quedaron en eso. Igual algunas chances tuvo en los pies de Romero Gamarra y de Pussetto.

Cuando Benedetto marcó su gol quedó flotando la sensación de que no había  nada más que discutir y hasta se podía pensar que mandando toda su gente arriba, Huracán se abría para un contraataque a favor de la habilidad del pibe Maroni, que había entrado unos minutos antes del gol. El Mellizo empezó a hacer cambios que reaseguraran la cosa y uno de esos cambios resultó en definitiva clave para  el 1 a 1. Zuqui, que reemplazó a Jara, acalambrado, cometió una ingenua falta en la mitad de la cancha cuando el encuentro se iba de largo y permitió el ollazo al área y la supuesta falta a Montenegro.

Boca dependía de sí mismo, pero no supo aguantar un triunfo vital. Ahora la presión la tienen los otros.