
Efectivos de Gendarmería Nacional y de la policía bonaerense desalojaron a las 8 de la mañana con un brutal operativo represivo a los trabajadores y trabajadoras despedidos que tomaban la planta de Pepsico en la localidad bonaerense de Florida.
Sin mediar negociación, la Bonaerense avanzó con balas de goma y gases lacrimógenos contra los trabajadores, sus familias y organizaciones políticas y sindicales que resistían tras los 600 despidos de la multinacional.
Luego, con barretas y entre decenas de policías, lograron forzar las puertas e ingresar a la fábrica.
Una hora después, unos 25 trabajadores y trabajadoras que habían quedado dentro de la planta negociaron la salida junto a diputados para no ser reprimidos por la Policía Bonaerense.
“La policía rompió todo, le rompió la cabeza a los compañeros. No le importa nada. Nos tiraron gases”, contó Camilo Mones, delegado de Pepsico.
El trabajador relató cómo fueron acorralados en la terraza de la planta: “Estábamos negociando para bajar pacíficamente porque nos amenazaban con cagarnos a palos a los 25 compañeros. Pisaron el caño de gas y empezó a perder. Hay olor a gas. Infantería entró rompiendo todo”, relató.
“Negociamos con la policía. Peleamos hasta el final. Nos desalojaron, la lucha sigue porque hasta que no tengamos los puestos de trabajo vamos a seguir”, agregó.
Los trabajadores responsabilizaron a la gobernadora María Eugenia Vidal por negarse al diálogo y por ordenar la represión. “El 50 por ciento son compañeras mujeres. Le escribieron carta de puño y letra a Vidal y nunca se puso a disposición. La jueza tampoco”, contaron.
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