De la Redacción de Contrapoder –
La justicia jujeña sigue demorando el traslado de Milagro Sala a la casa ubicada en la localidad El Carmen porque, alegan, todavía no terminaron de instalar las cámaras de seguridad. “El Estado Nacional lleva 18 días de incumplimiento de la medida cautelar que emitió la CIDH y según la cual Milagro Sala debería estar fuera de la cárcel para evitar que se produzca un daño irreparable en su integridad fisica”, denunciaron los abogados.
Lo cierto es que siguen pasando los días y el hostigamiento por parte del poder político continúa, demorando intencionalmente el traslado que, a instancias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dispusieron los jueces Gaston Mercau y Pablo Pullen Llermanos.
El ministro de Seguridad de Jujuy, Ekel Meyer, explicó puerilmente que “entre las próximas 48 o 72 horas terminarían de colocar cámaras alrededor del lugar donde cumplirá la prisión domiciliaria la señora Sala” , cuando ya pasaron más de 12 días desde que se dio a conocer la resolución del segundo juez, Pullén Llermanos, que debía pronunciarse al respecto del pedido de la CIDH. “Nos dieron 15 días hábiles, había que llevar las casillas, la instalación eléctrica, los baños químicos, el sistema de agua para el personal. Creemos que el fin de semana concluiríamos con todos los pedidos”, se excusó.
Para los abogados, son “excusas dilatorias que además son contrarias a la ley” y advirtieron además que el cumplimiento sería de todas formas “parcial” porque “la resolución emitida el 27 de julio exige la liberación de forma inmediata o, eventualmente, el otorgamiento de la prisión domiciliaria. Esto no hace más que dar cuenta del ensañamiento que hay en contra de Milagro y del montaje de un monumental show mediático que solo pretende seguir estigmatizando a la diputada del Parlasur”, señalaron.
Hace días la casa, que había sido destruida por una patota del gobernador Gerardo Morales ni bien Milagro fue detenida, fue reacondicionada con el esfuerzo de sus compañeros mediante donaciones de militantes. La casa la espera, el poder la sigue hostigando.
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