Por Gabriel Link –
El tipo llegó al poder con cara de buen tipo y fama de buen tipo, pero el tiempo terminó demostrando que el tipo no era un buen tipo, apenas lo sabía disimular. Parecía un buentipo comandado por el impresentable “delegado” de Peteco, José Sincovez, pero el cierre de su gestión demuestra que la cosa no era tan así.
Siempre me pregunté: “¿Cómo puede ser buen tipo alguien que forma parte de una mafia, tapa a la mafia, convalida los delitos de la mafia, y finalmente termina robando él mismo para la mafia?. Ahora me quedó claro. No se puede.
El tipo no era un buen tipo, y terminó siendo un numerario más de una mafia, fundada por Ricardo Colombi, que hace doce años gobierna la ciudad bajo la conducción de Eduardo Alejandro Vischi. Y que por suerte está de salida.
El tipo es simpático, se preocupa por mostrarse distante de todo, se caracteriza por dar explicaciones largas, con muchas palabras y poco contenido, en las cuales siempre se muestra cómo un simple “profe” que no entiende mucho de nada. Como ajeno a la política. Eso le gusta a mucha gente “no tiene maldad”, dicen, cuando encuentran a un político que no es político. La política es, sin duda alguna, el único trabajo en el que uno puede no saber hacerlo y es aplaudido por eso, porque el boludaje mediopelístico cree que no ser político es una virtud.
Hace dos días llegó a esta redacción un relato de una empleada municipal a la que, en el contexto del vaciamiento que Tarabini está permitiendo (y tal vez hasta del que está participando), le robaron algo de su oficina, y la inocente mujer lo fue a ver al tipo, y el tipo se le burló en la cara, no citaremos nombre ni respuesta porque ahora, que el tipo se deja ver tal cual es, hasta podría echar a la empleada que también, como tantos otros, evidentemente creyó que el tipo era honesto. Que era un buen tipo.
“Se están llevando todo lo que pueden”, bien podría ser el nombre de este artículo de opinión, eso es lo que uno escucha de cada empleado municipal que no forma parte de la banda. Televisores, computadoras, acondicionadores de aire, ventiladores, sillas, mesas, escritorios, muebles, materiales de construcción, hasta las cubiertas de los autos máquinas y camiones están cambiando por otras de descarte.
Algunas cosas, como el cine o las cámaras de seguridad y las computadoras que forman parte del monitoreo, se las llevan “legalmente”, para -opinan casi todos los analistas locales- “armarle un municipio paralelo” a Ascúa; pero lo que no va a la provincia pasa a conformar el patrimonio de los mafiosos. Cada cosa que cada uno de los integrantes de la banda cree que le sirve para algo tiene la libertad de llevárselo a su casa.
Hace unos cuarenta y cinco años, el genial Paul McCartney estrenó junto a Wins, una canción que todavía canta, y que define literalmente la realidad política actual de Paso de los Libres: “Band on the Run”.
“Banda en Fuga” fue un éxito extraordinario, tan extraordinario como el desfalco que hicieron durante 12 años los integrantes de la Banda de Peteco. Casi nadie se animó a denunciar a esa mafia, Peteco logró instalar una suerte de “omertá” entre empleados municipales, sindicalistas, políticos opositores y periodistas, que, dado el carácter de “lobos solitarios”, nos dio a los poquitos que nos animamos a denunciarlo el mote de “revoltosos”, o “resentidos”.
Omertá es el código de honor siciliano que prohíbe informar sobre las actividades delictivas consideradas asuntos que incumben a las personas implicadas. Esta práctica es muy difundida en casos de delitos graves o en los casos de Mafia donde un testigo o una de las personas incriminadas prefiere permanecer en silencio por miedo de represalias o para proteger a otros culpables. En la cultura de la Mafia, romper el juramento de omertà es punible con la muerte. En Paso de los Libres, desde hace casi doce años es punible con el despido, o con el retiro de la pauta publicitaria que casi todos los periodistas parecieran necesitar para respirar.
Es por eso que se sienten impunes para robarse todo lo que encuentran, porque pagaron mucho a mucha gente para comprar esa impunidad, y verdaderamente creen que está bien llevarse todo lo que pueden. Ellos sienten que todo lo que está ahí les pertenece, incluso las personas, a quienes sometieron durante más de una década.
Días atrás los concejales opositores en un acto de tierna inocencia solicitaron un inventario municipal en nombre del intendente electo. Ahora, ¿para que sirve un inventario realizado a las apuradas y confeccionado por los mismos ladrones al mismo tiempo que se roban todo lo que les sirve?
Es decir, lo que puedan conseguir es apenas un inventario de lo que queda, de lo que dejen, que seguramente será tomado como definitivo pues no hay parámetros para compararlo con ningún otro. El anuncio no fue más que un acto para los títulos de los portales amigos.
Cómo prueba del sometimiento mencionado más arriba queda la incapacidad de los concejales de la oposición, que jamás ejercieron el control cómo debían. No lo hizo esta composición de la bancada del FpV, ni la anterior, ni la anterior de la anterior…
Los peronistas hasta “soportaron” en silencio que Peteco los llamara ladrones en la tele. Hoy sus funcionarios se están robando todo lo que ese día el entonces intendente relató que “se robarían los de la oposición” si obtuvieran el poder. Si alguna vez la oposición se hubiese encargado de que ese inventario se realizara año tras año hoy habría un parámetro para comparar.
“Band on the Run” es un disco impecable, tanto cómo lo fue el trabajo político de Vischi, que se derrumbó sorprendentemente como un castillo de naipes porque fue tan capaz para construir como incapaz para delegar. Tal cual fue dicho y repetido por el suscrito en infinidad de notas editoriales Peteco sólo fue capaz de convocar a incapaces y ladrones. Los unos para figurar y los otros para abastecerse. El problema surgió cuando “el jefe” dejó el territorio, el mejorcito de los unos hundió la gestión y el peor de los otros perdió el trono.
“Band on the Run” cuenta la historia de una banda que planifica su escape desde una prisión, un camino inverso al que sueña el que escribe para la banda que hoy está en fuga. Aunque, plenamente consciente de las limitaciones de los propios cuando les tocó oponerse, el cronista tiene claro que eso nunca va a ocurrir.
Lo tangible es que, ante la carencia absoluta de controles, Tarabini y su “Banda en Fuga” tienen el camino despejado para hacer lo que les plazca hasta el 10 de diciembre, día en que Martín Ascúa deberá comenzar a gobernar con lo que le dejen.
Como ya fue dicho en este portal “Tincho” asumirá en posición desfavorable, por tener los Estados superiores en contra, el Concejo con mayoría “enemiga”, y, aparentemente, con un gabinete sin políticos que puedan alertarlo de “por donde” vendrán los golpes.
Pues la “Banda en Fuga” no irá muy lejos, ya que sus integrantes no deberán esconderse de la ley, como en el disco de Paul. Lejos de eso, a la ley la seguirán manejando ellos, y con mano muy dura, desde una provincia, que los seguirá cobijando y bajo la atenta mirada de Peteco, que no se perdona por haber perdido “su” comando de operaciones.
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