Por Gabriel Link –
Contrapoder daba cuenta días atrás, de que el peronismo había iniciado un proceso de diálogo para encaminarse a la reunificación. Tras dos años, en los que la única dirigente peronista de fuste que reclamó que todos los sectores se unieran para frenar al macrismo, fue Cristina Kirchner, la ficha pareciera haberles caído a todos los sectores afines.
En una nota titulada: El peronismo negocia la unificación con todos los sectores adentro, que se viralizó en las redes y hasta fue retuiteada por el ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina, Alberto Fernández, Contrapoder informaba que se había armado una mesa de negociaciones entre los tres sectores más fuertes del peronismo bonaerense (kirchnerismo, massismo y randazzismo) en pos de negociar la tan esperada unificación.
El peronismo negocia la unificación con todos los sectores adentro https://t.co/zAUYhKxdQc
— Alberto Fernández (@alferdez) 31 de diciembre de 2017
Lo cierto es que el trabajo está encaminado, y salvo los que defienden sus posiciones cediendo a la extorsión del gobierno, el resto entiende que la única manera de vencer al tandem oligarquía-neoliberalismo-corporación mediática es con la recomposición del campo popular, y que eso solo es posible con un peronismo sin fisuras que se erija en conductor.
Anoche habló Eduardo Duhalde en Intratables, y, con un discurso “renovado”, aseguró que del peronismo no hay que echar a nadie, que tienen que estar todos para la reconstrucción. “El peronismo, al discutir su camino, debe discutir un 10 por ciento del pasado, un 40 del presente y un 50 del futuro”, dijo el ex vicepresidente de Carlos Menem.
Por su parte, el flamante presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menendez habló de la reunión que mantuvo en Pinamar con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, “Sergio armó un espacio importante, pero entiende que necesita ser parte de un esquema mayor porque en la polarización se lo come la pelea de los elefantes”, dijo Menendez.
Si bien, las relaciones con Massa comienzan a ablandarse, en el PJ tienen claro que el tigrense no volverá al partido. La idea que hoy está sobre la mesa es la de sumar por afuera a un gran frente opositor que siga teniendo como eje al Partido Justicialista. Dentro de ese esquema muchos lo ven al caminante de la “ancha avenida del medio” como el candidato ideal para disputarle la gobernación de Buenos Aires a María Eugenia Vidal.
También ayer habló Alberto Fernández en Radio Rivadavia: “Con lo que está pasando debemos dejar atrás los debates nuestros y ponernos a promover un debate muy profundo dentro del peronismo y sus aliados para ver como apuntamos al 2019 con otra lógica”, manifestó Fernández. “La división, al único que ha favorecido es a Macri y ha perjudicado a muchos argentinos. Ambas cosas están atadas, cuando Macri se beneficia se perjudica la gente”, añadió el ex jefe de Gabinete.
Lo que subyace hoy en todos los sectores del peronismo no kirchnerista es que el partido se puede unificar facilmente con el kirchnerismo adentro, la única condición que imponen todos es que Cristina no sea la candidata a la presidencia en 2019. Y aunque nadie lo dirá públicamente -pues decirlo es igual a proscribir- queda claro que eso no será un escollo, ya que la ex presidenta ofreció más de una vez trabajar para la unidad sin que eso signifique tenerla como protagonista central.
El desafío para las bases kirchneristas, mayoritarias dentro, no solo del peronismo, sino de todo el campo popular, será aceptar la realidad. A quien escribe le cuesta imaginar una figura que logre aglutinar la simpatía de todos los sectores y que a la vez sea capaz de gobernar sin traicionar al pueblo, como lo hicieron Néstor y Cristina. Aunque la imaginación pasa a un segundo plano al recordar quienes nos gobiernan. Partiendo desde ese ejercicio, todo es más fácil, pues el factor que reunirá nuevamente a todo el peronismo, sin duda alguna, es el espanto. Y todos deberemos ceder. Incluso los que nos levantamos cantando cada mañana “ohh… vamos a volver”
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