Cuesta entender…

Por Gabriel Link –

Es difícil, para alguien que pone sus convicciones por delante de la plata y el poder, comprender ciertas contradicciones. Claro que uno no debe caer en el facilismo de creer que los demás perdieron las suyas (sus convicciones), al contrario, a veces, para gobernar es necesario entrar en alguna contradicción cuando el bien común está en juego. Ahora, ¿este es el caso?, ¿mantener al ex delator del 123, Francisco Espinoza, al frente de Catastro (con nombramiento o sin él) tiene que ver con el bien común, o es más bien un capricho?

Al cronista le cuesta entender como es posible que un ex represor forme parte de un gobierno popular. Desde el municipio dicen que no tiene nombramiento, que “hace trabajos y los factura”, como si eso cambiara algo en esta extraña relación. Y aquí vale preguntarse, si no pertenece al gobierno, ¿que hacía en el “palco de autoridades” sentado detrás del intendente municipal, durante la primera noche de carnaval popular?

¿Dirán también que ese no era el palco de autoridades?, ¿dirán que ese no era Espinoza?

Hace unos días, en la primera publicación que este escriba hiciera en su perfil de Facebook fue el mismísimo secretario de Obras Públicas, Darío Germán Garavano, quien se quejó del poder que tiene Espinoza dentro del esquema municipal, pues, alguien que debería estar por debajo suyo “le impidió” tomar la oficina que le corresponde por cargo:

“A mi un periodista no me va a marcar la agenda”, dicen que dijo el intendente Martín Ascúa frente a los seis concejales oficialistas este martes. Una frase por demás remanida y para nada original, que el suscrito escuchó infinidad de veces en los últimos veinte años, una pequeña bravuconada, más bien; de alguien que cree que nació a la vida sabiendolo todo, que nunca se equivoca ni se equivocará, y, sobre todo, que cree que no necesita escuchar a nadie para gobernar.

Como ya fue dicho en Contrapoder, este intendente tuvo la claridad que nunca nadie tuvo en Paso de los Libres, la de abrir, en el nuevo organigrama, una dirección de Derechos Humanos; algo imprescindible para cualquier gobierno popular que se precie, más aun en aquellas ciudades que hayan sido protagonistas en la represión de Estado, como lo fue la nuestra.

También demostró “Tincho” tener las ideas claras al nombrar al frente de esa oficina a Ricardo Vasell, ex detenido ilegalmente durante la dictadura, esposo de la Presidenta de la Asociación Civil por la Memoria, la Verdad y la Justicia, licenciada Alejandra Mumbach, y protagonista central de cada movida en el terreno de los DDHH que haya ocurrido en la ciudad en los últimos 10 0 15 años. No se le ocurre al que firma esta nota alguien mejor, ni más “laureado” para ese cargo.

Pero hay por ahí, un mecanismo que evidentemente no está bien aceitado, si bien la demora no le quita valor, Vasell tardó ocho días en emitir un comunicado de repudio a la prisión domiciliaria de Carlos Faraldo, siendo que la Asociación, que también integra, lo hizo inmediatamente, ¿que pasó en el medio?

Pero más allá de demoras e intenciones… Si Faraldo y Espinoza pertenecieron a un mismo andamiaje represivo, ¿por que a uno lo repudiamos y al otro lo contratamos?

La excusa que aducen desde la municipalidad para sostener a Espinoza es la misma que impone el ex represor como respuesta al primer posteo sobre el particular que publicara esta semana quien escribe; que hay un Habeas Data que en teoría lo exculpa de haber sido el entregador del “Pata” Acosta, pues ese informe judicial lo coloca en la fecha de marras estudiando Agrimensura en Corrientes; y hace constar como fecha de su ingreso a Inteligencia del Ejército el 27 de septiembre de 1982 (casi un año y medio antes del fin de la dictadura cívico-militar). Y para terminar con cualquier discusión solo hace falta responder una pregunta ¿Espinoza fue o no Agente de Reunión de la dictadura?, y es él mismo quien responde a esa pregunta en su descargo:

Lease respuesta a Espinoza pinchando aquí

O sea, es la parte por el todo, Espinoza nos propone la loca teoría de que si no participó del secuestro de Acosta es inocente de todo. Como si ese fuese el único delito de Estado que habría cometido durante la dictadura el Destacamento 123 del cual él fue parte durante esa misma dictadura.

Nunca este periodista hizo foco en el crimen de Acosta al denunciar a Francisco Espinoza, el foco siempre estuvo centrado su función durante la dictadura, su presunta participación en la desaparición del “Patita” siempre fue puesta como un interrogante, aclarando que esa era una presunción de los familiares del chico desaparecido por el Ejército.

Más allá del Habeas Data que muestra con orgullo, no queda ninguna duda de que Espinoza fue contratado por Inteligencia de Ejército como Agente de Reunión, eso consta en los archivos desclasificados por el General Milani en el año 2010, y, según constató el Habeas Data fue tan bueno delatando civiles a los militares, que lo mantuvieron en sus filas hasta el año 2005 en su carácter de delator de esa fuerza, infiltrado en la sociedad civil. Incluso siendo director de Defensa Civil de la Provincia siguió siendo “buchón” del Ejército hasta promediar el año 2005.

Libres tiene en su historia la mancha negra de La Polaca, un centro clandestino de detención que formó parte, hasta el 10 de diciembre de 1983 del aparato represivo del Destacamento de Inteligencia 123, al igual que Francisco Espinoza. Y siguen las preguntas: ¿Para que habrá seguido pagando el Ejército un alquiler a la familia del ex intendente Vischi por La Polaca hasta el fin de 1983?; ¿y para que habrá seguido contando entre su personal a agentes “infiltrados” en la sociedad civil?.

Si Francisco Espinoza cometió algún delito de lesa humanidad no lo sabemos, y probablemente ya nunca lo sepamos. No tiene denuncias, y no podría tenerlas sencillamente porque nunca figuró. Lo que sí sabemos es que lo contrataron para eso, para que se infiltrara en la sociedad sin figurar, y consiguiera, de esa manera, información que derivara en los posteriores delitos de Estado que cometió esa fuerza. Cuanto menos es un colaboracionista de la dictadura militar más asesina de nuestra historia, orgulloso de haberlo sido, y encima rentado.

Lo curioso es asistir a la pasividad con que el pueblo, las organizaciones intermedias y la prensa aceptan que un ex represor forme parte de su gobierno con total normalidad; lo hicieron antes con Omar De Miranda, y lo repiten ahora con Espinoza. Con dos agravantes, el primero es que De Miranda nunca escondió su trabajo de empleado civil del Ejército, cada día entraba y salía de su despreciable trabajo sin esconderse. Vaya uno a saber cuales fueron sus tareas, pero todos sabían a que se dedicaba y entonces los militantes políticos estaban alertados de que en presencia suya no debían hablar de sus actividades políticas. En el caso de Espinoza no, nadie lo sabía, porque el bueno de Francisco era un espía del Ejército en la comunidad, era uno de los encargados de llevar información “secreta” de aquellas personas a las que se ganaba su confianza.

El segundo agravante es que los mismos periodistas y organizaciones militantes que “destrozaron” a Espinoza en 2014 por ser parte de las autoridades del Partido Justicialista, hoy guardan respetuoso silencio cuando ven que tiene una oficina en el municipio. Creen que callando le hacen un favor al intendente evitando contrariarlo. Algunos hasta conviven con él dentro del municipio. Y no es posible imaginar que alguno de ellos se sienta cómodo con eso.

Hasta la mismísima esposa de Francisco Espinoza resaltó esa situación, en una publicación del autor de esta nota en Facebook, la señora Carmen Rau escribió un comentario diciendo que “por algo debe ser” que los representantes de los DDHH no se expiden sobre el tema. Nosotros nos preguntamos justamente eso, ¿por que será que la Asociación Civil por la Memoria, la Verdad y la Justicia no se expresa al respecto?

De hecho fue el ex presidente de la Asociación por la Memoria, la Verdad y la Justicia, Carlos Acosta Flores, quien le dijo a este cronista que la familia sospecha que habría sido Espinoza quien le golpeó la ventana al “Pata” en aquella fatídica madrugada de marzo del 76.

El 15 de diciembre de 2014, la Juventud Peronista de Paso de los Libres emitió un fuerte comunicado de repudio al ex delator, que por entonces ostentaba un importante cargo partidario. Espinoza era Congresal Nacional por Paso de los Libres, del Partido Justicialista.

En el comunicado aquellos pibes, que ahora se convirtieron en funcionarios municipales de primer nivel, expresaban su “más enérgico repudio a Francisco Espinoza por haber tenido lazos con el último terrorismo de Estado”, y resaltaban entonces que por levantar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia, “no queremos que una persona que tuvo un pasado como el de Espinoza forme parte de nuestro espacio político”. Cerrando el comunicado de manera categórica, “no vamos a seguir permitiendo que esta persona siga arraigándose al partido, impidiendo dejar que el recambio generacional siga su curso”. En ese momento la presidenta de la agrupación era Celeste Ascúa, hermana del intendente y actual secretaria de Estado, encabezando, más que merecidamente, la cartera de Acción Social.

En el año 1974 la Juventud Peronista le cantaba en la plaza de mayo al General Perón, mientras el viejo líder daba su discurso junto a José López Rega, “Que pasa, que pasa, que pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”. La historia es conocida, terminado el acto López Rega salió a “cazar” a esos jóvenes idealistas con la Triple A, valiéndose de sus “infiltrados” para identificarlos, secuestrarlos y matarlos.

Esperemos que quienes perdieron la memoria sean capaces de recuperarla, y que, aunque sea esta vez, no elijan matar al mensajero!