Por Gabriel Link –
En el día de ayer visitaron nuestra ciudad autoridades provinciales para anunciar que a partir de ahora quedó inaugurado el sistema de protección para mujeres víctimas de violencia familiar, conocido como Botón anti pánico. El acto se realizó en el SUM del Hospital San José, con la presencia del ministro de Seguridad, la titular del área de seguridad de las víctimas de violencia de género y también de autoridades municipales y policiales. Lo que sobresalió en la protocolar reunión fue el papelón de la ex secretaria de Salud Municipal, Griselda Alegre, quien, con la complicidad de la opositora Ana Miño, intentó impedirle hablar a la edil que había promovido la medida, y tuvo que ser “puesta en su lugar”, por las autoridades provinciales.
Es sabido que cuando el gobernador se levanta el radicalismo organiza un acto para promocionarlo. Lo mismo ocurre cuando desayuna, almuerza, cena o se acuesta. Es costumbre de los radicales hacer actos de promoción, aunque más no sea de la nada misma. Montan escenarios, gastan plata en audios, alquilan sillas, se visten elegantes y van al acto. Y allí todos actúan, como si fuesen patriotas.
Lo cierto es que ayer se realizó en nuestra ciudad un nuevo acto organizado por el gobierno provincial, esta vez para una simbólica entrega de “botones de pánico”, que en realidad es la nada misma. ¿Cómo es eso? Lo que ayer se hizo fue anunciar que a partir de ahora, se utilizará en Libres la aplicación para celulares “botón de pánico”. Es decir, la nada misma.
El “botón de pánico” o “anti pánico”, es una simple aplicación que, por orden judicial se instala en el teléfono de mujeres víctimas de violencia familiar, y que está conectada con el 911. En el caso que se accione, el 911 avisa con urgencia a la policía y ésta se constituye en el domicilio de la mujer, y la lleva a una comisaría para hacer una nueva denuncia.
La aplicación de la medida en el ámbito local no fue iniciativa del gobierno provincial. Corrientes ya la tiene desde hace años, sin embargo nunca fue establecida en toda la geografía provincial. Podríamos decir que las “ciudadanas de primera” (las que viven en la capital provincial) ya disponen de ese método de seguridad; que demora inexplicable e inadmisiblemente en llegar al resto de la provincia.
El “Centro de Monitoreo y Contención de Víctimas de Violencia Familiar y de Género” se creó en el año 2013, es decir que hace cinco años que existe, sin embargo las víctimas libreñas de violencia de género jamás recibieron protección alguna de parte del organismo conducido por la Escribana Claudia Romero Valdés, que fue creado en la órbita provincial, pero como tantos otros estamentos del gobierno radical, solo funcionan “donde atiende Dios”.
El de Rosa Tejeda (ocurrido hace apenas un mes y medio) “fue el último femicidio, gracias a Dios en Libres, hasta el día de la fecha”; celebró Romero Valdés ayer en el acto, como si el problema se ciñera a las muertes, como si solamente las muertes valieran la toma de medidas por parte del Estado, como si las tremendas golpizas que reciben a diario miles de mujeres correntinas no valieran la iniciativa de acercarles el dispositivo de manera inmediata, antes de que mueran. Un dispositivo que no vale un peso, pues forma parte de un sistema informático que ya está instalado en las computadoras policiales.
El acto de ayer, presidido por el ministro de Seguridad, Juan José López Desimoni, y la escribana Romero Valdés fue una más de una inacabable lista de papelones propagandísticos del radicalismo correntino. La supuesta encargada de hacer algo por las víctimas de violencia de género ni siquiera fue capaz de brindar precisiones acerca de la problemática en nuestra ciudad, “la última vez que estuvimos aquí fue cuando se produjo el primer femicidio”, recordó, aunque sin citar ni el caso ni el año, con lo cual no pudo saberse cuanto hace que la funcionaria no visita nuestra ciudad. “Primer femicidio de Libres” dijo, ¿hablaría de 1843?
Pareció al menos irresponsable que la encargada de área de seguridad de la mujer crea que el “primer femicidio” se cometió en Libres durante su gestión; y sonó al menos displicente al ignorar cual fue el caso que la trajo la tercera ciudad más importante de la provincia, la única vez que vino, en los cinco años que lleva como funcionaria.
La implementación de la medida fue reclamada hace seis meses por la Banca de la Mujer, seis meses durante los cuales cientos de mujeres libreñas la pasaron muy mal, y seguramente la seguirán pasando muy mal pues el acto de ayer no fue publicitado en ningún medio. ¿Por que? Probablemente por el papelón que protagonizó la “animadora oficial” en su afán de dirigir las cámaras exclusivamente a los actores de su partido.
Hubo un punto culmine que despertó las risas burlonas de todos los presentes, fue cuando la “mestre sala” del acto, Griselda Alegre (sin saberse a ciencia cierta en caracter de qué), pretendió negarle el micrófono a Sara Alegre (gestora tanto del proyecto de la Banca de la Mujer, como del reclamo por la implementación del botón anti pánico en Libres).
Luego de la presentación de las “autoridades”, la polifacética radical (anque locutora) le cedió la palabra a la vicepresidenta de la Banca de la Mujer, la “peronista arrepentida” Ana Miño. Culminando Miño su desteñido discurso, la edil oficialista se levantó para hacer uso de la palabra; “Sarita” le extendió la mano a su colega, quien, en un gesto muy poco solidario, la ignoró por completo y haciendo un esfuerzo por esquivarla le devolvió el micrófono a la animadora, quien reteniéndolo le decía a la concejal peronista, de manera caprichosa, que no le permitiría hablar.
Ante lo ridículo de la situación debió intervenir la escribana Romero Valdés, ordenándole a la ex secretaria de Salud que le entregara el micrófono a la concejal Alegre, quien luego de decir unas breves palabras fue aplaudida por todos los presentes, menos por la “locutora” y por la “ordenanza” del salón, Mónica de Gaetano, quienes, según puede observarse en el video, ni siquiera prestaron atención a lo que decía Sara Alegre.
Un acto más, de miles y miles de actos que los radicales hicieron, hacen y seguirán haciendo, malgastando fondos públicos en generarlos apenas para vanagloriarse ante las cámaras de los medios a los que invitan; medios que esta vez, ni siquiera se animaron a publicar el papelón.
Nota de la R: Nuestra solidaridad con el querido colega José “Pepe” Medina, quien pareciera haber perdido su trabajo a manos de la Dra. Griselda Alegre.
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