Por Gabriel Link – *
Ayer quedó demostrado, una vez más, que en política poco es lo que parece, que 46,3% puede ser más que 53,7%, y también que 35,3% puede ser más que 46,3%. Quedó demostrado una vez más que dividir es jugar para el enemigo; y, principalmente, quedó demostrado una vez más que cuando “todos” los actores del peronismo libreño salen a jugar, el peronismo pierde, porque en el peronismo libreño sobra gente. El 53,7% de los libreños quisieron votar, y así lo hicieron, por un candidato peronista, y el 46,3% quiso votar, y así lo hizo, por un candidato conservador. Y sin embargo ganó la minoría.
Pero la pregunta a hacerse es ¿qué minoría ganó?, ¿ganó la minoría radical que se impuso en la contienda formal o ganó la minoría peronista que pudo sentar a Miguel Arias en una banca de diputado?
Porque no hace falta ser demasiado detallistas para notar que, con el resultado de ayer, hoy tenemos un diputado libreño peronista electo y los radicales libreños no tienen nada, con lo cual, ¿Quién ganó, y quien perdió?
Y aunque algunos crean que este editorial suene acomodaticio u oportunista vale desdramatizar. Ayer los radicales no ganaron nada en Libres y los peronistas no perdieron nada en Libres, sencillamente porque ayer no había nada en juego en Libres.
La elección de ayer debe leerse como un ensayo inocuo, que sirvió para comprobar que el radicalismo no está muerto y que el peronismo no se convirtió en invencible por haber ganado el municipio.
Eso sí, uno espera que ayer se hayan encendido todas las alarmas, Tincho deberá ajustar las miras de todos cañones para octubre, porque para lograr la mayoría que necesita en el Concejo Deliberante tiene que ganar, como mínimo, por los mismos 10 puntos por los que ayer el radicalismo venció a Unidad Correntina.
Y aquí hagamos otra parada. Todos sabíamos que la elección de ayer se podía perder, desde el primero hasta el último. Primero por la diáspora peronista, si un partido junta 25 aliados y arma una fuerza sólida, y el otro se divide en 5 partes, lo más lógico es pensar que va a ganar el que va unido. Y en segundo lugar porque los radicales siempre ganan las provinciales. ¿o quién ganó la provincial de 2017?, si, esa en la que Ascúa se convirtió en intendente… a la provincial la ganó Gustavo Valdés, y los radicales ganaron también la de diputados y la de senadores, hasta la de concejales nos ganaron en 2017, así que el triunfo radical de ayer no debería sorprender a nadie. Y lo mismo pasó en 2015, en 2013, en 2011, y así hasta 2001.
Por otro lado, no se escuchó a ningún peronista, ni a nadie del campo popular cuestionar la decisión de Ascúa de mandar la municipal al 27 de octubre, con lo cual, todos coincidiremos en que todos creíamos que lo más probable era que la elección de ayer la ganaran ellos. Si alguien hubiese creído que ayer se podía ganar hubiese dicho “es un error mandar la de concejales a octubre”, y nadie lo hizo.
Es decir… el resultado de la elección no debe llamar la atención de nadie. ¿Puede doler?, sí, pero por ilusión, no por análisis político.
Ayer una de las dos o tres personas a las que el cronista más respeta en la política local dijo: “Tincho se alejó un poco del centro, esa es la gente a la que los radicales siempre atendieron, y es la gente que decidió que él ganara en 2017, debe focalizarse más ahí, porque hoy los radicales le ganaron en el centro”. Hablaba de la clase media urbana, del elector apartidario que vota con lo poco que ve en el centro, del voto independiente “que te cambia un resultado”, o como quieran llamar a ese grupo, para el que escribe es el chetaje lumpen del centro.
Y tal vez tenga razón, tal vez ese chetaje lumpen del centro se haya sentido corrido del foco de las obras municipales y haya que darles atención. A ellos no les interesa el arte popular, por ejemplo, ellos tienen para pagar una entrada y entonces creen que aquel que no tiene plata no tiene derecho a ir a un concierto. No pocas veces en este año y medio se escucharon críticas a los festivales gratuitos organizados por el municipio. Tal vez por eso los radicales los cobraban, porque lo que molesta es que sea gratuito, que se invierta plata en los que no tienen. Lejos de valorar las 35/40 casitas de material, con piso de cemento, baño instalado y techo de zinc; o la cantidad de baños construidos de manera gratuita, el chetaje lumpen cree que eso es plata tirada a la calle y que con esa plata se podrían tapar muchos más baches en la calle Colón. Aunque en Colón no haya baches, ellos van a seguir diciendo eso.
Pero uno debe prescindir de su aversión por el chetaje lumpen, y reconocer que tal vez su amiga tiene razón, tal vez el intendente deba dirigir sus cañones hacia el centro, de cara a octubre.
Dicho esto, uno también necesita aclarar que no le gustaría que lo hiciera, que le gustaría que este gobierno exacerbara todavía más el peronismo que viene expresando en sus obras y en el rescate a los que no tienen nada. Pero no importa mucho lo que uno quiera o le gustaría, porque para poder seguir haciendo peronismo hay que ganar elecciones; y si perdimos en el centro, pues habrá que mirar más al centro.
Hay que seguir haciendo esas cosas, pero tal vez sea conveniente no publicitarlas.
Otro punto importante a analizar es que el peronismo ayer no llevó la boleta 2, la del escudito, esa que lleva las caras de Perón y Eva. El peronista es iconográfico, y ayer las peleas de los dirigentes lograron, entre otras estupideces, que los peronistas no tuvieran sus íconos en ninguna de las boletas a la hora de votar.
Y lo de la boleta es una metáfora, los peronistas necesitan convencerse de que no hay más lugar para peleas. Todos ellos tienen que entender que no deben interpretar más lo que “la gente” quiere o piensa; que en algún punto todos tuvieron razón en las peleas, y que también todos se equivocaron; y en la derrota no importan las cosas en las que tuvieron razón, solo pesa todo en lo que se equivocaron todos.
Cristina Fernández, Alberto Fernández y Hugo Moyano están sentados en la misma mesa. Y ahí sí que hubo de todo… peleas, traiciones, insultos, intentos de destitución… en unos días más a esa mesa también se va a sentar Sergio Massa, y los cuatro van a construir peronismo; ¿alguien puede explicar racionalmente por qué Martín Ascúa y Alberto Yardín no se pueden sentar en la misma mesa a construir peronismo?
Y tienen la suerte de que no hay un tercer jugador, son solo ellos dos, los de afuera son de palo. Si el Loro dijo tal cosa… si Tincho hizo tal otra… todo eso tuvo que haber quedado prescripto esta mañana, hay que apretar F5 y empezar de 0. Los dos debieran estar trabajando en buscar a quienes puedan tender puentes, deben empezar a trabajar hoy mismo en la unidad. Deben mirar a Buenos Aires, ver el milagro de esa mesa mencionada antes que se logró con tres condimentos clave: generosidad, inteligencia y vocación de poder, y si se puede lo más se puede lo menos.
Miguel Arias ya es diputado, Libres ayer no perdió ni siquiera esa banca en la legislatura provincial. Si el peronismo no logra la unidad estarán construyendo la derrota de octubre, y eso sí va a causar un daño que tal vez sea irreparable.
Y la verdad es que lo que se ve a priori es más gente apostando a profundizar la división que trabajando en la unidad. Hoy apareció una nota del diario Época en Sur Correntino, es una nota muy amañada que, contrariando al título, resalta que todos los intendentes de Unidad Correntina perdieron en sus distritos, pero no resalta que todos los intendentes del FpV también perdieron en sus distritos, o que Fabián Ríos consiguió en Corrientes la mitad de los votos que esperaba. La nota menciona seis veces a Unidad Correntina, las seis en negativo, en cambio menciona dos veces al FpV y las dos en positivo.
Son señales que uno debe leer a la hora de analizar las chances de que se logre la unidad. Por otro lado, anoche decían que en el bunker de UC lo que se escuchaba con más fuerza, desde las segundas y terceras líneas, es que la lista de octubre tiene que ser “tinchismo puro”, y que el Loro Yardín no puede entrar en la lista. Eso, y decir “perdamos que no pasa nada” es lo mismo. hagamos de cuenta que lo de Sur Correntino fue una picardía, y que “ya está”; pero el tema es que cuando hay confrontación cualquier gesto mínimo exacerba a todos y alguien tiene que parar.
Hoy al mediodía el que escribe abandonó una discusión con un compañero del FpV de Corrientes que destilaba odio contra Ascúa, a la tarde le tocó hacer lo mismo con un compañero de Unidad Correntina de Libres que destilaba odio contra el FpV. Curiosamente ninguno parecía enojado con los radicales. Eso es un dato de la realidad que explica la derrota de ayer en toda la provincia.
Durante la campaña todos los frentes supuestamente opositores decían que hay que oponerse a Macri y a Valdés. Ayer Corrientes se convirtió en la única provincia que le regaló una sonrisa a Macri, y sin embargo tras la primera victoria del macrismo a nivel nacional cuesta mucho trabajo encontrar a peronistas correntinos criticando a radicales, solo se encuentran peronistas correntinos criticando a otros peronistas correntinos, es decir el escenario es el mismo de febrero/marzo, cuando hicieron estallar el partido.
Es difícil presagiar qué terminará pasando en la provincia, no hay que ser demasiado optimista en ese sentido, y no importa demasiado porque por más que los peronistas vayan divididos para las legislativas nacionales todas las listas que tengan peso llevarán la foto de Alberto y Cristina. Así como en la elección de ayer no había nada importante en juego para Libres, en octubre no hay nada importante en juego para Corrientes, ¿quieren seguir siendo idiotas? sigan siendo idiotas, ese derecho no se le niega a nadie. En el 21, cuando elijamos gobernador y haya un presidente peronista en la Rosada, las candidaturas se volverán a decidir en Buenos Aires y todos acataremos, como siempre.
Pero los libreños peleamos una batalla diferente en octubre, nosotros necesitamos ganarles a los radicales para lograr mayoría en el Concejo y para impedir que se recuperen de cara al 21; y les podemos ganar, pero para eso es necesario que todos entendamos que no tenemos que ser amigos, tenemos que darnos cuenta que lo único importante es ganar elecciones.
Para eso, los conductores de las diferentes líneas deben deponer las armas, los colaboradores de los conductores deben deponer las armas, los periodistas que formamos parte del campo popular debemos deponer las armas… todos debemos entender que hace un año y medio Martín Ascúa logró lo que nadie esperaba que se lograra, sacar a los radicales del gobierno municipal. Dejemos pues, de trabajar nosotros para que ellos vuelvan.
RSS