Por Gabriel Link –
“Ya está, la vida de ella se fue, pero hay muchos rumores falsos, que ella cruzó corriendo, que ella dejó la moto y cruzó, que estaba distraída con el teléfono… y ella ni siquiera tenía celular”, dice con indignación a Contrapoder Sandra itatí Barrios, mamá de Lara Milagros Robledo, la nena de 15 años arrollada por el presidente del Concejo Deliberante de Paso de los Libres, Wilfredo Collinet, en la intersección de las rutas 123 y 38, exactamente frente al aserradero más importante de la zona.
Eran las 11:30 de la mañana del sábado 15 de junio, Lara y su hermana mayor, Romina (20), iban hasta la estancia en la que trabaja su papá a buscar dos lechoncitos, tal vez para comer esa noche o el domingo en familia; una gran familia compuesta por mamá Sandra, papá Ramón Osvaldo Robledo, y 10 hermanitos y hermanitas más. Familia numerosa los Robledo. Hoy, 13 de los 14 integrantes originales de esa familia lloran la muerte de Lara y se preguntan que pasó.
No conocimos a Lara, pero sí a su familia, al menos a buena parte de ellos y ellas. Sandra, Madre amorosa, varios chiquitos y chiquitas silenciosos y educados, que se asomaban y nos miraban como a bichos raros. Ramón, hombre duro, de campo, casi no se le escucha la voz, pero a sus ojos y oídos no se les escapa nada, se nota que todo pasa por él. Todos están heridos, quien más lo deja traslucir es Romina. redundan las explicaciones de porqué.
Larita tenía una sonrisa muy dulce, franca, facciones aniñadaa para sus 15 años y un físico menudito. Su familia la recuerda como una hija y hermana amorosa. Cursaba el segundo año del secundario en el Colegio Félix María Romeo de Chavarría, dónde sus compañeros de curso ahora solo la extrañarán. Su vida se terminó, y el poder, que nunca mira a los costados cuando se trata de familias humildes y trabajadoras, está empecinado en tapar la verdad.
El comisario Hector López, jefe de la comisaría de Chavarría es un hombre amable, nos recibe con gesto algo adusto tal vez, pero se lo ve naturalmente amable. Luego de una espera de diez minutos desde que nos anunciáramos, nos recibió vestido de civil en su oficina. Creímos que tras ser avisado de quienes éramos, habría llamado a Corrientes pidiendo instrucciones. Dijeron que se estaba bañando. Solicitamos hacerle una entrevista, a lo que se negó de plano, del mismo modo se negó a responder preguntas en off. Con mucha educación nos indicó que la superioridad no le permite hacer declaraciones, preguntamos si era solo sobre este caso y respondió que no, que no puede hablar con la prensa sobre ningún caso. Algo extraño, pues a simple tiro de Google encontramos notas en las que López habla con medios sobre temas más complejos si se puede, como por ejemplo ésta, de hace poco tiempo sobre abuso de menores en Chavarría. https://fmsanpedro.com/presunto-abuso-de-menores-de-edad-en-chavarria/
“La moto se quedó sin nafta”, contó Romina Robledo a Contrapoder en el lugar del hecho, “doblamos por el camino de tierra y la moto llegó hasta ese arbolito que está allá”, señala un árbol como a cien metros de la ruta. “Lara me dijo ‘me voy caminando’, y yo me quedé cuidando la moto”, explicó, “salió caminando y se sentó ahí (en el guardarraíl), yo me empecé a acercar y comenzamos a bromear desde lejos, ella me gritaba que cuando llegara a casa iba a agarrar el celular y yo le decía que no, de repente escuché un ruido, miré y ella estaba volando, se ve que la camioneta iba tan fuerte que la tiró al otro lado de la ruta”, explicó la joven sin poder contener las lagrimas, “encima el hombre grandote se bajó y me empezó a gritar y a insultar a mi, porque decía que Lara había cruzado mal, y yo no sabía que hacer, estaba desesperada porque mi hermana estaba destrozada y el hombre me gritaba a mi”, recuerda Romina.
Otro detalle de la breve charla con el comisario López, al despedirnos este cronista le preguntó si podía indicarnos donde vive la familia Robledo: “Nooo, viven en zona rural, no los van a encontrar”, aseguró el policía. Sin embargo, al salir de allí, la primer persona a la que consultamos, no solo los conocía, sino que hasta nos llevó directamente a la casa de los Robledo, a no más de seis o siete cuadras de la comisaría.
De lo poco que pudimos extraerle al jefe policial, curiosamente nada terminó siendo cierto. El comisario Héctor López nos dijo a) que “nunca hubo moto”; b) que los Robledo viven en zona rural; c) que en el lugar del accidente no es zona urbana, y por lo tanto Collinet ya podía ir a más velocidad”, y d) que el lugar es en una pendiente que impide la buena visión. Ninguna de las cuatro cosas eran verdad.
En la imagen satelital que aporta esta nota puede observarse que la curva es muy abierta, que la banquina está en buen estado y muy bien delineada, que la visibilidad es plena y que al ser un cruce de rutas la velocidad máxima permitida es de 60 km/h.
Pero en su afán de ayudarnos Lopez llamó al Comisario Inspector Aguilar, de Relaciones Policiales, y como tuvo la amabilidad de llamarlo en altavoz tuvimos la chance de escuchar como Aguilar le pasaba los números a los que debíamos llamarlo y le aseguraba que nos atendería entre las 18:00 y las 20:00 horas. Sin embargo Aguilar nunca nos atendió, su secretaria nos indicó que estaba ocupado.
Un dato que también puede aportar algo es que en el video de más arriba puede apreciarse que en el lugar no hay ninguna huella de frenada. Según entendidos en la materia la frenada de una camioneta de ese tamaño y peso, con ruedas tan grandes deja estampada la huella en el pavimento por varios días.
Ayer jueves, a más de cinco días del “blindado” homicidio de Lara Milagros Robledo, salió a hacer declaraciones el abogado de Collinet, un tal Martín Leiva de Mercedes, diciendo que Collinet siempre estuvo a derecho, y en verdad nadie cuestiona eso; sabemos que siempre estuvo a derecho; pero al “derecho” que “merecen” los dirigentes radicales, porque cualquier hijo de vecino hubiese quedado demorado en la comisaría de Chavarría hasta que un juez decidiera que hacer con él, y eso jamás ocurrió.
Según el portal Noticias Digitales, el letrado aseguró que “La joven atropellada presentaba en principio, esto descripto por los médicos que la atendieron inmediatamente, escoriaciones superficiales como raspones y algunos golpes”. Lara, además de varias costillas rotas tenía fractura de cráneo, llegó a Corrientes en paro y con un derrame cerebral. ¿Hacía falta Dr. Leiva decir semejante tontería?
El abogado aseguró que “Reuniendo los primeros informes periciales más los testimonios de testigos de lo sucedido y agregándole a esto la actitud colaborativa de Collinet en todo momento, se resolvió que el Presidente de la FECOF quede supeditado a la causa y que su vehículo permanezca secuestrado preventivamente a fin de realizarle más pericias”. De este párrafo surgen más dudas, ¿si el juez ordenó el secuestro del vehículo “inmediatamente”, ¿cómo puede ser que cuatro días y medio después la camioneta no estuviera precintada, fue el secuestro de un vehículo o un “arreglo entre amigos”? Y más, la única testigo presencial del hecho es Romina Robledo, quien aseguró a Contrapoder que los policías solamente le tomaron los datos en el lugar y le dijeron que la citarían a declarar, cosa que hasta la noche del miércoles no había ocurrido. A unos 200 metros había trabajadores del aserradero que se aprestaban a salir, ¿serían esos los testigos válidos y no la hermana de Lara, que se encontraba a pocos metros del lugar?
Chavarría será un hito en la vida de Willy Collinet, jamás se olvidará de ese lugar, y probablemente durante muchos años al cerrar los ojos vea la carita de Lara. Nadie querría estar en sus zapatos, y no es ánimo de quien firma la nota culparlo de algo que exceda la imprudencia; queda claro que lo que pasó nos puede tener como protagonistas a todos, y nos puede pasar mañana.
Lo que mueve a esta investigación, y la permanente desconfianza expresada por este medio desde que se conoció la noticia, es la indignación de ver como un dirigente radical es tratado como un “ser celestial” por toda la cadena de mando, desde el gobernador hasta el último policía caminero, pasando por jueces, secretarios, fiscales y periodistas. Y ellos creen que eso está bien. Creen que es justo porque “el poder es para eso”. Y por eso Collinet apeló desde el principio a la trampa, con ese comunicado que pretendía, torpemente, esconder hechos, inculpar a la víctima y exculpar al poderoso. El fiscal actuante es Adrian Casarrubia, el juez que atiende la causa es Marcos Mosca Tressens. Sin querer prejuzgar, Casarrubia, Tressens… sobra radicalismo en ambos apellidos. Ojalá ellos rompan el molde y estén a la altura.
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