De la Redacción de Contrapoder –
Tras la pantomima del viernes, en la que el diputado provincial Eduardo Vischi, acompañado por concejales de ECO, entre quienes se encontraba el director del hospital San José, pretendieron forzar a las autoridades para que se reabrieran los gimnasios, la concejal Celeste Ascúa le reclamó seriedad a la oposición. “Hemos visto a funcionarios que fueron a controlar un protocolo que claramente no pueden autorizar”, reprochó la concejal del Frente de Todos, quien además vinculó el hecho con el conflicto que los mismos actores habían generado semanas atrás con los choferes de transporte internacional.
El hecho ocurrió durante la sesión del Concejo Deliberante de este martes, cuando Ascúa les recriminó a sus pares por el “acting” mediante el cual, y al solo efecto de buscar confrontación con el municipio, el ex intendente radical se exhibió con ellos en un gimnasio local, jugando un rol de supuesto “contralor” de un pretendido “protocolo”, en nombre de un ministerio que jamás lo había autorizado. “Es fundamental ser responsables en nuestros actos por los cargos que ostentamos”, recordó la concejal peronista, subrayando que, al día siguiente de la “actuación” de Vischi el gobernador Gustavo Valdés prohibió explícitamente esta actividad, que está vedada en todo el país.
En el cierre Ascúa explicó que “en el caso puntual de los gimnasios, se han acercado a hablar con el Ejecutivo, buscando una solución, el Ejecutivo ha enviado una propuesta al gobierno de la provincia, quien debe remitir esta propuesta al jefe de gabinete de ministros de la nación, que es quien debe autorizar”.
En la réplica, y sin espacio para desmentir lo que todo el mundo vio en el video publicado este lunes por Contrapoder, Ferreyra Dame apenas balbuceó un reproche y rápidamente cambió de tema, blandiendo banales amenazas de denuncias penales contra “importantes funcionarios municipales” por haber publicado en sus cuentas de Facebook una tontería que lo dejaba expuesto; cuando semanas atrás, junto a su director adjunto Juan Manuel Ferrer, ordenó, con la complicidad de la Policía de Corrientes, el ingreso de camioneros que tenían vedada la entrada a la ciudad por provenir del exterior, para mantener una reunión con ellos en el hospital.
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