Por Gabriel Link –
La ex presidenta del Concejo Deliberante, Pamela Fernández, fue acusada este martes de negarles la documentación de los gastos de su mandato a los integrantes del cuerpo. La cifra que está en juego ronda los 2.3 millones de pesos, por encima de los 2.01 millones presupuestados, que nadie entiende cómo pudieron haberse gastado dado que el Concejo estuvo cerrado casi la mitad del año. Se trata del presupuesto completo del año 2020, del cual, a pesar de la inactividad, lejos de sobrar dinero, a Fernández le faltó. Quien la acusa es su propia vicepresidenta, Ana Miño. El oficialismo no la defiende. Quienes la acusan son los que la hicieron presidenta.
En política la memoria suele ser un valor, sobre todo en tiempos en que la superposición de noticias esconde, y hace olvidar rápidamente, algunos hechos que debieran ser resaltados.
Pamela Fernández es concejal gracias a Martín Ascúa, llegó al Concejo en su lista original, en 2017, y tras la elección de 2019, en la que el triunfo de Ascúa consiguió la mayoría parlamentaria, Fernández no tuvo ningún empacho en traicionar a su intendente y a sus compañeros de bloque para lograr la presidencia. Pamela logró lo que muy pocos legisladores consiguen, ser votada exclusivamente por sus adversarios políticos, pues sus compañeros no la votaron.
En diciembre de 2020 la traición de la flamante presidenta y el bloque de la oposición fue tan flagrante que ni siquiera se preocuparon en guardar las formas, la vicepresidenta primera fue Ana Miño y el vice segundo Jorge Ferreyra Dame. Con lo cual quedaba claro de qué lado de la mesa quedaba el poder legislativo con Pamela a la cabeza.
Si bien, promediando la gestión de Eduardo “Peteco” Vischi, el radicalismo rompió en términos administrativos la división de poderes para dejar al cuerpo deliberativo a merced de la birome del intendente, el Ejecutivo fija el monto, pero no puede cuestionarle al Legislativo en qué gasta su presupuesto, a eso solo pueden hacerlo los concejales, y es por eso que Pamela Fernández se niega a mostrar los comprobantes de los gastos a sus pares.
Porque es imposible que en el año de la “cuarentena más larga del mundo” el Concejo encontrara en qué cosa gastar su presupuesto, sencillamente porque estuvo cerrado gran parte del año.
Es curioso que estando el Concejo cerrado no disminuyeran, por ejemplo, los gastos de combustible, ¿deberíamos suponer que la gente necesitada hacía cola en la casa de Pamela para retirar vales de nafta?, si así fuera, ¿para qué los pedirían. si nadie podía viajar, ni siquiera por cuestiones de salud?
Este cronista habló con dos fuentes del concejo para semblantear el grado de seriedad de lo dicho durante la sesión del martes, ambos coincidieron en que en varias ocasiones le fue solicitada, infructuosamente, a Fernández la rendición de cuentas de los gastos del 2020. “Es un papelón que no solamente no le sobrara un peso, sino que gastó más de lo que tenía presupuestado con el Concejo cerrado gran parte del año”, aseguró una de ellas; “No hubo pedidos de pasajes porque no había transporte público; ni siquiera se podía viajar, por lo que tampoco había quien solicitara combustible; el Concejo estaba cerrado, por lo cual no se gastó en papelería, artículos de limpieza, yerba, café o comida; para colmo los clubes y las escuelas, que suelen pedir colaboraciones, también estaban cerrados, ¿en qué gastó el presupuesto? es una incógnita”, razonó la segunda fuente.
La insípida defensa de Pamela a las imputaciones que se le hicieron el martes no tienen definición, el lector podrá escuchar sus explicaciones en el video que adjuntamos y sacar sus propias conclusiones. Llegó al ridículo de decir que ella fue a pedir la documentación a Hacienda y que no se la quisieron dar, e incluso explica sus irregularidades en que otros presidentes también las cometieron.
Queda claro que la falta de defensa por parte del bloque oficialista está motivada en dos cuestiones, por un lado la presidencia de Fernández respondió a la oposición, y por el otro ningún integrante del bloque oficialista abala el desmanejo administrativo de Pamela, quien deberá responder a esas imputaciones en absoluta soledad.
Otra imputación que no pudo refutar Fernández fue el haberse llevado a su casa la documentación de las deudas dejadas por su antecesor, Wilfredo Collinet, sobre quien también pesan acusaciones de irregularidades financieras durante su gestión. La acusación realizada por Ana Miño fue reafirmada por la actual presidenta del cuerpo Beatríz Moreyra.
Apostillas:
*Para intentar comprender el escándalo en toda su magnitud el lector no debe perder de vista que la concejal Pamela Fernández llegó a la presidencia en representación de ECO-Cambiemos, pues no fue votada por ningún concejal del Frente de Todos. Los vicepresidentes de Pamela Fernández fueron, quien hoy se erige en acusadora, Ana Miño (1º), y el polifuncional Jorge Ferreyra Dame (2º). Es decir, ambos fueron parte de la administración del Concejo, con lo cual es por lo menos curioso que dejaran pasar todo un año de irregularidades manifiestas sin alzar su voz; y que tras cerrarse el mandato de Fernández hayan esperado nueve meses más para, ya en plena campaña electoral, denunciar esas irregularidades intentando salpicar al Ejecutivo.
*La discusión por dos biromes y una resma de hojas entre Pamela Fernández y Beatríz Moreyra las muestra a ambas en toda su dimensión.
*El cronista sigue sin entender por qué los 12 concejales de piso le siguen permitiendo a la presidenta Moreyra hablar desde el estrado, algo que está explícita y terminantemente prohibido por el reglamento interno del Cuerpo.
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