De la Redacción de Contrapoder –
La planta municipal de manejo de residuos “Plamares”, inaugurada en 2005 por el entonces intendente justicialista Carlos Rubín, fue en su momento la única de su tipo en la provincia y se transformó en un ejemplo institucional de manejo responsable de residuos urbanos que muchas comunas quisieron imitar. Sin embargo el tiempo pasó y el manejo político “cambió”, ahora, en manos del gobierno radical del intendente José Irigoyen, un escándalo ambiental envuelve a la planta, vecinos y trabajadores municipales denuncian que hay equipos inutilizados y desaparecidos; excesiva acumulación de basura e incluso quema de residuos a cielo abierto; agentes municipales accidentados, infectados, sin cobertura médica adecuada, precarizados y despedidos; riesgos sanitarios y ambientales para la comunidad, quema a cielo abierto de residuos patológicos, entre otros.
Acompañados de imágenes muy reveladora, vecinos detallaron que “detrás del galpón de la planta hay toneladas de basura acumulada desde hace varios meses” que están emanando “líquidos contaminados a las napas de agua”.
Los trabajadores comunales dicen que la acumulación irresponsable de residuos y los efectos nocivos que ello genera, es “por incapacidad de gestión ambiental” de quienes deben coordinar el funcionamiento de la planta.
Los agentes denunciaron que por el desborde de la basura acumulada (orgánica, inorgánica y patológica), las autoridades municipales les ordenaron quemar los residuos directamente a cielo abierto en el predio, lo que está prohibido por normativas ambientales locales y nacionales por las que se rige Plamares.
“Solo funciona una cinta transportadora, que además siempre tiene problemas; por lo que nosotros tenemos que mover toneladas de basura con nuestras manos y sin medidas de seguridad”, denunciaron los jornaleros municipales.
Denuncian que los residuos patológicos son retirados de las clínicas y el hospital en vehículos no avalados por las normativas ambientales. Son transportados en cajas de camionetas, en bolsas, sin las medidas de seguridad correspondiente. La manipulación de esos residuos está a cargo de agentes que no tienen elementos sanitarios adecuados. Esos residuos patológicos luego son quemados en el predio de Plamares.
Las imágenes (fotos y videos) muestran como los trabajadores, la mayoría de ellos agentes precarizados; están obligados a acumular y mover toneladas de basura sin la ropa de trabajo y sin medidas de seguridad física, sanitaria ni ambiental alguna.
Para el trabajo diario los agentes municipales apenas se cubren con delantales que fabrican a partir de lonas, plásticos o telas que rescatan de la misma basura que llega al predio de Plamares.
TRABAJADORES ACCIDENTADOS, INFECTADOS, PRECARIZADOS Y DESPEDIDOS
Esta situación generó en solo dos meses, entre diciembre de 2018 y enero de 2019, cuatro casos de agentes accidentados, infectados, escasa cobertura médica y algunos de ellos incluso fueron despedidos sin causa ni aviso previo:
- Dos casos de trabajadores con nauseas, infecciones y brotes en la piel, dolor de cabezas por olores putrefactos y manejo irregular de basura sin protección. En ambos casos, la Municipalidad les dio un día de descanso y antes de que se reincorporen directamente los despidieron sin aviso previo. Eran jornaleros, precarizados laborales.
- Un caso de un trabajador al que le atravesó el dedo una aguja de residuos y patológicos. “No lo quisieron llevar a un sanatorio y no le hicieron los estudios. Solo lo curaron en la planta con agua oxigenada”, relataron sus compañeros de trabajo.
- Un caso de otro agente con fiebre alta, dolores musculares, dolor de cabeza, problemas respiratorios. Tuvo que ir a trabajar varios días con esos síntomas. Pidió que le hicieran los estudios médicos pertinentes. “Lo dejaron internado un día en el hospital y luego lo mandaron a la casa, sin estudios clínicos y tuvo que volver a trabajar”, añadieron los agentes.
En diciembre de 2018 el intendente José Irigoyen inauguró el relleno sanitario, publicitó el “fin al basural a cielo abierto”, que fue ordenado por la Justicia; y anunció un “tratamiento moderno y adecuado para la protección de la salud y del medio ambiente”.
Sin embargo, las imágenes de cómo está funcionando actualmente Plamares, muestran manejo irregular y riesgoso para trabajadores, vecinos y daños medioambiental que además están siendo monitoreados por organizaciones civiles que ya hicieron las advertencias del caso a la Justicia y al Ministerio de Medio Ambiente de la Nación.
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