De la Redacción de Contrapoder –
Cientos de miles de docentes y estudiantes brasileños protestaron en casi 200 ciudades contra los bloqueos de recursos para la educación anunciados por el gobierno de Jair Bolsonaro, que atribuyó la agitación a la manipulación de “idiotas útiles” por activistas de izquierda. Las huelgas y los actos fueron convocados por sindicatos de estudiantes, de profesores y del personal de servicio de universidades federales y colegios secundarios. Numerosas instituciones de enseñanza privada se sumaron también a esta primera gran ola de oposición a las políticas del exmilitar ultraderechista, que asumió el 1º de enero. En las manifestaciones se vieron pancartas y camisetas con la inscripción “Lula libre”.
Las consignas apuntaron igualmente contra la reforma del sistema de jubilaciones -considerada esencial por el gobierno para enderezar las cuentas públicas- y contra la reciente ordenanza de Bolsonaro, que flexibilizó el porte de armas.
Algunos sindicalistas coincidieron en señalar que semejante demostración opositora fue un ensayo de una huelga general convocada para el 14 de junio contra la reforma de las jubilaciones.
“Mi arma es el libro. Pero, desgraciadamente, la educación no es una prioridad y donde falta cultura y educación, sobra violencia”, dijo la escritora Alessandra Roscoe, en la marcha de Brasilia.
En Sao Paulo, las autoridades cerraron la Avenida Paulista, una de las principales arterias de la capital económica de Brasil, copada por manifestantes en su mayoría jóvenes, animados por una banda musical y coreando consignas como “Saquen las manos de la educación” y “Libros sí, armas no”.
“O paran esos recortes o paramos Brasil”, gritaban los manifestantes alrededor de un camión de sonido en la Paulista. En Rio de Janeiro, varias universidades montaron tiendas en la Praça XV, con la consigna “la clase hoy es en la calle”.
Los actos se desarrollaron con poca presencia policial y en un ambiente de tranquilidad, aunque se señalaron algunos incidentes en Porto Alegre, donde la policía dispersó con gases lacrimógenos a grupos de jóvenes frente a la universidad Federal de Rio Grande do Sul.
Las protestas denuncian los planes del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de bloquear recursos, incluyendo el 30% del presupuesto no obligatorio de las universidades federales. La medida compromete miles de becas para estudiantes, así como el pago de las cuentas de luz, agua, servicios de limpieza y seguridad.
El gobierno alega que no se trata de recortes definitivos, sino de una congelación de fondos habitual en todas las áreas cuando los ingresos previstos son inferiores a los contemplados por los presupuestos.
Weintraub, convocado por la Cámara de Diputados, explicó que el nuevo gobierno “no es responsable del desastre de la educación básica brasileña” y advirtió que la “autonomía universitaria no es soberanía. Las universidades tienen que respetar las leyes”.
Bolsonaro optó por confrontar a los manifestantes: “La mayoría son militantes, son unos idiotas útiles usados por una minoría habilidosa que compone el núcleo de las universidades federales”, dijo el presidente desde Dallas (Texas), donde el jueves será homenajeado por la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos.
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