De la Redacción de Clarín –
Los jueces rechazaron el hábeas corpus que presentó el ex presidente para seguir en libertad mientras se agotan las apelaciones a su condena en la causa del departamento que no es suyo. El líder del PT, que encabeza todas las encuestas para las próximas elecciones brasileñas, podría ser encarcelado en los próximos días.
El líder del PT, que encabeza todas las encuestas para las próximas elecciones brasileñas, podría ser encarcelado de un momento para otro. Lo que estaba en juego es si en Brasil un condenado en dos instancias -como Lula- puede ser detenido, como lo resolvió la corte en 2016, o debe esperar a todas las instancias, como marca la Constitución.
La balanza terminó de inclinarse contra Lula cuando la jueza Rosa Weber votó en su contra. Esto le dio lo que parece ser el golpe de gracia a las pretensiones de Lula, y lo hizo con un argumento contradictorio: dijo que votaba contra el hábeas corpus para respetar la jurisprudencia abierta por la corte en 2016, que ella rechazó en su momento. Sin embargo, aclaró que personalmente no estaba de acuerdo, lo cual le valió el reproche de su colega Marco Aurelio Mello: “Esto va a los anales del Supremo Tribunal”.
La sesión del Supremo Tribunal Federal fue por momentos tensa. El voto de Weber era la principal incógnita en 
un Supremo fracturado en dos grupos antagónicos, con cinco jueces en contra y otros cinco aparentemente a favor de favor del líder del PT. La cuestión llegó empatada hasta el final y fue la presidenta del tribunal, Carmen Antunes Rocha, quien selló el resultado definitivo.
Ahora, tras devolverse la causa al Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, con sede en Porto Alegre, el juez Sérgio Moro deberá definir la fecha y el lugar de detención del ex presidente, con lo cual Lula podría estar gozando sus últimos cuatro o cinco días en libertad.
De igual forma, algunos juristas interpretan que Lula, enancado en el inmenso apoyo popular que tiene, puede presentarse como candidato ante la justicia electoral para intentar concurrir a las elecciones desde la cárcel, lo cual pondría al sistema ante una nueva prueba.
En caso de intentar participar, la candidatura del líder del PT debe enfrentar algunas limitaciones evidentes. En el 
año 2010 el propio Lula promulgó la ley denominada “ficha limpia”, que establece que ningún candidato con sentencia confirmada en un tribunal de segunda instancia – por ejemplo, el tribunal regional federal de Porto Alegre- podrá disputar una contienda eleccionaria. Y el inminente pronunciamiento de este cuerpo judicial puede ocurrir en los próximos días.
El ex jefe de Estado tiene la libertad de registrar su candidatura hasta el 15 de agosto de 2018. Se estima que si eso sucede, el ministerio público electoral presentaría un pedido de inhabilitación. Entonces, la cuestión de validar o no la candidatura quedaría en manos del Tribunal Superior Electoral.
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